Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

Davidovich, “un potro salvaje” al alza

Jorge Aguirre, su entrenador desde los 11 años, explica cómo ayudó a Alejandro a calmar su carácter volcánico para no quedarse en el camino

- Lluís Carles Pérez

El tenis mundial alucina con la demoledora irrupción de Carlos Alcaraz, que se convirtió en el nº 1 más joven de la historia tras ganar con 19 años el US Open’2022. Cada jugador tiene su tiempo de cocción y, en ese sentido, Alejandro Davidovich, de 23 años y 38º del ranking, es otro de los jóvenes españoles con mayor potencial, apuntado desde su título júnior en Wimbledon’2017. Su caso es interesant­e porque tuvo que calmar un carácter volcánico para no quedarse en el camino. “Estoy loco como una chota”, ha llegado a decir alguna vez entre risas el propio Davidovich. Le encarriló Jorge Aguirre, su entrenador desde los 11 años.

“Álex es un potro salvaje, desde pequeño es un chico con un carácter un poco complicado. No era el típico niño de 12 años calladito y obediente. A mí siempre me ha respetado, pero es un chico rebelde un poco antisistem­a. Veía y veo la fuerza de un tenista top en su interior, esa furia le ha ayudado en algún momento, pero al final la rabia tiene fecha de caducidad. Le he visto siempre dispuesto al trabajo, lo más difícil era cómo ayudar a su personalid­ad para gestionar mejor esa furia que sólo le sirve si la canaliza bien”, explica Aguirre.

El malagueño adquirió notoriedad el año pasado cuando derrotó en 2º ronda a Novak Djokovic, camino de su primera y, de momento, única final, en el Masters 1.000 de Montecarlo, donde le frenó Tsitsipas. El martes ganó por primera vez un partido en el cuadro principal del Godó, ante Etcheverry (6-3, 6-3), y hoy se medirá en octavos a Ruusuvuori con unos posibles cuartos con Alcaraz.

“Álex es un potro salvaje, pero está pidiendo ser domado porque quiere hacer las cosas bien, él tiene ese gen ganador”, dice Aguirre. “Ahora el trabajo es más fácil porque tiene mejor predisposi­ción e, igual que se equivoca, rectifica rápido. Quiere ser un jugador completo y no alguien intermiten­te. Buscamos que tenga cada vez más continuida­d”, señala el técnico.

Trabajo

“De pequeño, en las semifinale­s del Nike Tour en Sevilla, empezó espectacul­ar contra Alex De Miñaur. Iba 4-0, pero falló una primera bola y empezó a decir: ‘¡Qué mierda de partido estoy haciendo!’ Perdió por 7-5 y 7-5. Ese día me dije: ‘Jorgito, aquí tenemos trabajo’”, recuerda. “Coger a Álex fue un reto personal, a mí me va la marcha. Tener a ese chaval con un punto medio demoníaco y sacar de ahí a un buen jugador era un reto potente, y me fui de cabeza a por ello. Dos meses y medio después de ese partido contra De Miñaur, Álex fue campeón de España alevín”, rememora.

“Con su personalid­ad, es mucho más difícil conseguir lo que ha conseguido, por eso yo le doy muchísimo valor. Mi sensación y la suya es de orgullo. No sé cuántos chavales con sus dificultad­es habrían llegado hasta aquí”, se pregunta Jorge.

“Si cuando estaba peleado contra todo, siempre pensaba que Álex es un jugador top, ahora que se empiezan a ir las sombras yo no voy a ponerle techo ni le veo techo. Cuanto mejor jugador sea, todo va a ir en proporción, top-20, top-10. Tenemos que ir a por lo máximo, tiene mucho margen de mejora y ya nos dirá el futuro. Ahora mismo no tiene techo. No es el tenista más regular, pero cada vez lo va mejorando y su nivel medio ya es más alto”, concluye Aguirre

LAS FRASES Jorge Aguirre “Coger a Álex fue un reto personal. Tener a ese chaval con un punto medio demoníaco y sacar de ahí a un buen jugador era un reto potente, y me fui de cabeza a por ello”

“Si cuando estaba peleado contra todo, siempre pensaba que Álex es un jugador top, ahora que se empiezan a ir las sombras yo no voy a ponerle techo ni le veo techo”

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FOTO: PERE PUNTÍ Alejandro Davidovich, entrenando ayer en las instalacio­nes del RCT Barcelona

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