Siguen vivos
Un gol de Joselu de penalti ató el valiosísimo triunfo de un Espanyol que se inyecta aire a costa del Getafe
Después de casi dos meses sin alegrías en forma de victorias, ocho jornadas de sequía y caída al pozo, el Espanyol volvió a ganar ayer en un partido a vida o muerte ante el Getafe, un rival directo en la pelea al que deja en la cuneta.
Una victoria celebradísima gracias a un gol de penalti de Joselu, un triunfo con tintes heroicos pues el Espanyol se inyectó oxígeno en vena ya que un tropiezo hubiera supuesto tener casi pie y medio en Segunda. No fue así y este Espanyol, que dependerá de sí mismo tras las derrotas de sus directos rivales, está ahora a dos puntos de la salvación.
El efecto Bordalás no resultó beneficioso para un Getafe cauteloso y que mereció salir derrotado del RCDE Stadiun, pues el Espanyol buscó más y mejor el triunfo pese a sufrir hasta el último suspiro por lo ajustado del marcador. Al final explosión de júbilo y un estadio que celebró a lo grande la victoria.
Luis García movió piezas respecto al partido ante el Cádiz con una medular sin mediocentros de corte defensi- vo. Valiente la apuesta del técnico perico, con toda su artillería más creativa sobre el verde. Mientras que Bordalás apostó por su característica zaga de cinco y apenas varió piezas respecto al último partido con Quique Sánchez Flores.
Intensidad y muchos nervios en los primeros minutos, teniendo más balón un incisivo Espanyol frente a un Getafe de inicio aculado. Mordían los pericos pero poco a poco, el once azulón se estiró y el duelo se equilibró.
Los de Luis García atacaban con criterio y acariciaron el gol en el 24’ con una doble ocasión brutal. A bocajarro, primero Braithwaite tuvo el gol pero su disparo al ‘muñeco’ lo repelió bien Soria y en el rechace Nico volvió a intentarlo y volvió a topar con el cuerpo del portero del Getafe.
Cuatro minutos después Joselu alimentó su gafe con los palos con un latigazo espectacular que escupió la madera aunque de entrar, la jugada hubiera quedado anulada por fuera de juego. Achuchaba el Espanyol, enchufado arriba. En el 29’ Borja Mayoral tuvo chance pero Pacheco se lució.
Pero ya lo dice el refrán, quien la persigue, la consigue. Y el Espanyol era quien más estaba persiguiendo el gol. Y cayó. En el 34’, una mano de Aleñá fue castigada con penalti por el colegiado, a instancias del VAR. Y después de tres largos minutos para que se confirmase la decisión, lo que provocó más de una taquicardia en la grada, Joselu transformó el penalti.
En la reanudación, el duelo se volvió a equilibrar. El Espanyol tenía más balón pero el Getafe asustaba a a contra, con un Enes Unal que llevaba veneno. En el 52’
Nico Melamed se sacó un buen disparo lejano que salió rozando el palo derecho. Y un minuto después respondió el once de Bordalás con un cabezazo de Duarte venenoso. Temblaba la grada.
El Espanyol dominaba pero no sabía ‘matar’ y el Getafe, pese a que no estaba haciendo daño, siempre asustaba a la contra. La tuvo Melamed con un inocente cabezazo y en el 77’, la grada cantó el gol de Sergi Gómez en una jugada embarullada sobre la misma línea de gol, pero se anuló por una falta sobre el portero azulón.
El equipo blanquiazul tenía protagonismo, pero adolecía de puntería. En el 80’ una gran contra local no acabó con premio pues Joselu remató blando. En el 89’ Puado desaprovechó una grandísima ocasión para haber sentenciado, pero estrelló el balón en Soria. Nervios.
En los seis minutos de descuento, el Espanyol perdió más de un balón tonto, un ‘flan’, y Latasa tuvo el empate en el 94’. La grada estaba al borde del infarto, como el banquillo. Se sufrió como hacía muchos meses no se sufría en casa. Pero el Espanyol venció y sigue soñando. Ahora toca rascar en el Pizjuán