Mal planificado por partida doble
Es verdad. Si el árbitro da por válido el gol de Tierney y la Real se planta en la final copera quizá pocos se acordarían de lo desastroso que fue el recibimiento a los jugadores y las carencias que está teniendo el equipo por la raquítica aportación de los jugadores contratados el pasado verano y su fichaje más caro. Puede ser que, si en vez de Oyarzabal falla Darder, el tema de conversación sería cuántas entradas mandará la RFEF y a qué rival se prefiere. Pero la realidad es tozuda y canalla. Y aunque la Real fuera finalista la llegada del autocar del equipo hubiera sido tan lamentable como fue y la aportación de los refuerzos, igualmente insuficiente. En el primero de los casos, resulta chocante la falta de comunicación entre la Real y la Ertzaintza. Mientras el club instaba a la masa a acudir al Paseo de Errondo, la policía autonómica cerraba a cal y canto esa calle. Los aledaños de Anoeta estaban tomados como si fueran a llegar hordas de ultras, quizá como calentamiento a lo que pueda pasar el martes con los del PSG, pero se cargaron un momento que podía haber sido hermoso con su celo. Y en lo relativo al equipo, cada partido es más evidente que la Real lleva añorando todo el año un delantero centro y un sustituto de David Silva ,que es con lo que había que haber acertado el pasado verano para una temporada de Champions. La Real se planta en marzo y esto dura hasta mayo y los que tenían rendir desde agosto y septiembre no lo han hecho hasta ahora, que ya asoma la primavera. Y, claro, los que tiran del carro desde 2019 comienzan a evidenciar síntomas de cansancio