Ni cuantitativos ni cualitativos

No puede ser. El aficionado realista es plenamente consciente, en su mayoría, del mal momento físico, mental, futbolístico y de resultados que atraviesa el equipo, y llegaba a este sábado con la clara idea de que varios titulares habituales tendrían que descansar tras el esfuerzo del martes, sumado a la enorme carga de minutos y al brutal reto del próximo martes ante el PSG. Una derrota en Sevilla era más que posible por todo ello y porque los hispalenses se jugaban la vida. Hasta ahí todo correcto y entendible. Lo que ya es tan incomprensible como inaceptable es la caraja con la que saltó al verde la Real, la verbena en la que se ha convertido la mejor zaga de la Champions, y la incapacidad de generar peligro, temor en el rival u ocasiones de gol de los dos delanteros élite que trajo Olabe en los últimos dos veranos. Ni jugando juntos.

Imanol pidió disculpas por “regalar” los primeros 20 minutos. Hasta ese punto llegó su enfado. No señaló a los menos habituales y es que no debería porque Urko ,a quien no dio la oportunidad de inicio pese a que a

Zubimendi le pesan las piernas y la espalda de tanto echarse el equipo al hombro, cuajó muy buenos minutos,

Olasagasti fue de los mejores dentro de la mediocridad del equipo, y Tierney fue el mejor pese a su larga lesión.

Ahora llega el PSG, el coco, que también tiene problemas con Mbappé. No valdrá con ser ni cuantitativos ni cualitativos, como dijo Olabe ayer en la previa. Toca intentar una gesta. Y tanta adversidad puede provocar un efecto rebote que dé opciones a la Real. Es el momento