La Real es un pasaporte

Es difícil saber qué es lo que hará Merino este verano, considerando las propuestas que le están llegando y lo que le puede ofrecer la Real. El club txuri urdin le quiere renovar a toda costa, porque es uno de los picos de la corona del escudo, habitual portador del brazalete cuando falta su tocayo Oyarzabal,

pero no quiere dinamitar sus parámetros salariales. Le ha intentado seducir con un aumento, con una comida en Rekondo y confía en la magia de los atardeceres de La Concha desde su domicilio, que siempre ayudan a doblegar voluntades, pero el arma más poderosa del club guipuzcoano, curiosamente, puede ser la selección española. Merino da mucho valor a ser convocado con ‘la roja’ y, a diferencia de años pretéritos, ahora es un fijo. Jugará el viernes en Londres, el martes nada menos que contra Brasil y el verano la Eurocopa por su buen hacer en la Real. Es imposible saber si su suerte sería igual si vistiera cualquier otra camiseta y al mismo tiempo es palmario que la Real, esta Real, es un pasaporte a la Selección. Quizá no se le ha dado el valor que merece que sea la escuadra guipuzcoana, por segunda vez consecutiva, la más representada en el combinado hispano. Cinco pilares de Imanol jugarán estos dos amistosos y con toda probabilidad la Eurocopa y otros dos, Zubeldia y Brais,

no han estado lejos de entrar y están esperando al otro lado de la puerta por si alguien se despista. Sí, es una faena que Le Normand, Oyarzabal, Merino, Remiro o Zubimendi

puedan lesionarse estos días con la Selección; pero también uno de los mejores argumentos para que sigan