Manteniendo la esencia Real, sí

La Real Sociedad es un club más que respetado y elogiado por su incansable, meritoria y exitosa apuesta por su cantera. La capacidad para sacar jugadores de élite sin parar es digna de elogio y sorprende en el exterior por no ser lo habitual, pero no debería hacerlo a quien conozca el trabajo que se hace en la Real. Los resultados están ahí fruto de muchas decisiones acertadas y una manera de trabajar adecuada desde la base. Desde los actuales Zubimendi, Oyarzabal o Turrientes hasta los Xabi Alonso, Aranburu o Arconada. Son varios de los canteranos producidos en Zubieta. Todos ellos coinciden en una cosa: el origen vasco. Pero el fútbol evoluciona. Y, o te adaptas, o mueres. Gipuzkoa es una provincia muy pequeña y con una natalidad negativa que, unidos al nivelazo actual del club, hacen prácticamente imposible mantener el modelo cerrando las puertas al talento exterior. Más imposible aún con la política agresiva del Athletic en Gipuzkoa en edades tempranas, y competidores cada vez más serios como Osasuna o Alavés. De ahí que la Real haya buscado nuevas fórmulas para seguir con su proceso de ‘fabricación’ de jugadores en Zubieta. Atrae talentos nórdicos, canarios, africanos y los forma como si fueran un guipuzcoano más. Es una característica más del fútbol moderno, en el que la base se ha convertido en una selva. Si la Real mantiene la esencia de Zubieta con la gente de casa siendo mayoría y protagonista, nunca estará mal incorporar talento foráneo y modularlo a tu gusto. Y es lo que está pasando