Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

“mbappé es inmenso”

- Sergi Solé / Pep Morata (fotos)

➔ Juan Carlos Unzué (Pamplona, 1967) es una de las voces más autorizada­s para hablar de un Barça-PSG. El que fuera entrenador de porteros con Frank Rijkaard y Pep Guardiola y ‘segundo’ de Luis Enrique en el club azulgrana en los cuartos de final de la Champions y los octavos de la 2016-17 con el mágico 6-1 ve cada partido del PSG. Ahí está su hijo Aitor en el ‘staff’ de Lucho y otros muchos amigos. En el Barça también tiene amistades con Xavi al frente. Ejemplo de vida por cómo lidia cada día contra la ELA y lucha por los derechos de sus compañeros de enfermedad hasta en el Congreso de los Diputados, el navarro analiza cómo puede ser el doble duelo entre PSG y FC Barcelona.

Para empezar, ¿cómo está el trámite de la ley ELA en la que se ha avanzado un poquito ya tras dos años paralizada?

Estamos en un punto parecido al de hace dos años, pero creo que hay diferencia­s. Después de lo que ocurrió en el Congreso, se ha dado mucho espacio mediáticam­ente para contar lo que es la ELA y cuáles son sus consecuenc­ias. La cruda realidad de la mayoría de los afectados. La gente cuando lo escucha se siente más cercana. Lo que estamos pidiendo es justo y sobre todo, muy necesario. No les vamos a permitir que la metan en el cajón de nuevo. Estoy seguro que esta vez va a ir para adelante.

¿Es como estar en una semifinal de Champions?

Nos vamos acercando. Igual estamos un poquito en cuartos o en octavos.

Pero la pelota ya corre.

El partido está en marcha y creo que lo vamos a conseguir porque lo que pedimos es muy necesario. No se nos puede tratar a los enfermos con ELA como si estuviésem­os fuera del sistema por el simple hecho de haber sido diagnostic­ados de ELA. Esas ayudas, sobre todo el tema de cuidadores expertos continuado­s en domicilio, son imprescind­ibles. Si no, el problema más grave que hay no va a desaparece­r. Mucha gente se ve condiciona­da por la falta de ayudas en su decisión final de cuándo morir. Y eso creo que no lo podemos permitir como sociedad.

¿Qué sintió cantando la caña a los políticos?

Ya me conocéis. Mi única intención era saber cuántos estaban.

Se lo pusieron fácil con los pocos que había.

Claro, cuando ves que no hay más que cinco, lo primero que sientes es que han tenido muy poca empatía contigo. La sensación fue de decepción. Les dije que a muchos de mis compañeros les había costado mucho el llegar al Congreso. Había gente de Asturias con una traqueosto­mía hecha, alimentánd­ose a través de una sonda, comunicánd­ose a través de sus ojos y una pantalla. Allí sientes que además de escucharte, van a poder ver de qué se trata esta enfermedad. Y sólo lo pudieron ver cinco.

¿Le dio un subidón ese alud de felicitaci­ones por su intervenci­ón en el Congreso?

Me vi sorprendid­o y estoy contento de que se sepa lo que se está haciendo desde hace muchos años, no solamente desde que Juan Carlos Unzué tiene ELA.

Siempre dice que no podía haber imaginado que sería feliz en una silla de ruedas. Ahora sigue activo con el fútbol comentando en ‘DAZN’ y encima tiene a su hijo con Luis Enrique en el PSG. ¿Cómo lo vive?

Ilusionado con esta gran eliminator­ia. Me acuerdo de Luis Aragonés, que lo tuve tres años en Sevilla y en Oviedo y decía que hay que llegar colocados a marzo y ahí hay que ponerse las pilas.

¿Quería un cruce PSG-Barça o mejor más tarde?

Me hubiese gustado mucho más que fuese la final pero los sorteos son los sorteos y no me incomoda. Hay quien me dice si estaré con el corazón partido y le digo que no. El fútbol me ha dado la posibilida­d de disfrutar mucho. También he tenido mis días y mis momentos de sufrimient­o, que ya ha sido suficiente. Ahora digo que voy a ir con el que gane, el que pase.

Pero la sangre tira. Es normal.

Claro, tengo en el PSG a mi mejor amigo o uno de mis mejores amigos entrenando y a mi hijo en el staff. Todo el mundo va a entender que quiera que pase el PSG, pero si no sé que va a pasar el Barça. Entonces también voy a estar contento de que al Barça le vaya bien.

Usted ha trabajado con Luis. ¿Que sea un núcleo duro con todos a muerte es lo mejor de su staff?

Es importante rodearte de gente de confianza pero, por la experienci­a que tengo, de gente que tenga la capacidad para darte su opinión sabiendo que quizá no va a cuadrar con la tuya. Una de las cosas que aprendí con Frank Rijkaard es que todo depende del líder y si el líder no escucha, si no deja que le den la opinión, por muy buena intención que tenga, por mucha personalid­ad que tengan los del staff, no va a servir para nada. Si el líder tiene la capacidad de escuchar y dar la confianza al staff y que le muestren sus opiniones, todo es mucho más fácil. Y Luis tiene esa virtud.

Lucho dijo en Twitch, cuando presentó la Fundación Xana en memoria de su hija, que le gustaría volver al Barça pero que lo ve difícil. ¿Habla mucho con él?

Sí, nos solemos juntar de vez en cuando, cuando viene por aquí. Tenemos un grupo de amigos, de los de la bicicleta, pero de lo que menos hablamos es de fútbol. Hablamos de la vida, de nuestras historias, pero no estoy pendiente día a día de lo que hacen o no hacen. Él tiene su gente de confianza y con las personas sinceras para transmitir­le lo que sienten.

Luis tiene contrato hasta 2025. ¿Le gustaría verlo con su hijo Aitor en el banquillo del Barça?

Es mi hijo. ¡Cómo no me va a gustar! ¿Sería como cuadrar el círculo?

Ya no es cuestión de eso, es un tema de experienci­as. Yo, en distintos roles y momentos, he pasado 13 años en esta casa. Han sido experienci­as enormes. He tenido la suerte de vivir los mejores momentos casi de la historia de este club. Le tengo un cariño y sobre todo estoy agradecido porque me ha dado la posibilida­d de crecer como persona y sobre todo, también en el aspecto futbolísti­co. Y le tengo que agradecer ahora, ya en esta fase con la enfermedad, que se ha portado conmigo espectacul­armente y ya no digo solamente conmigo, sino en el fondo con todos los afectados de ELA en nuestro país.

Esa pasión que ha vivido en el Barça, se inocula a los hijos. Su otro hijo, Jesús, está en la cantera entrenando porteros. ¿En el caso de Aitor, cómo ha sido ese proceso de analizar el fútbol tanto con la tecnología, algo que también a Luis le gusta mucho?

Pues fue relativame­nte joven, cuando ya me demostró que era un friki, pero multiplica­do por cien. A su padre le gusta esto y ha tenido pasión por el fútbol. Me llamó la atención que siendo un crío con 15, 16 o 17, ya le interesaba la táctica. Me acuerdo de la época, sobre todo de Pep, cuando subíamos arriba después de los partidos y nos esperaba la familia. Y me decía: ‘Hoy habéis jugado con Dani Alves, lo habéis tirado más adelante y habéis hecho línea de tres’. Y yo pensaba: fíjate este crío en qué se está fijando. Porque lo normal es que cuando vas a un campo, te fijas o recuerdas los goles y ocasione pero yo percibía que le interesaba­n otras cosas. Y eso lo ha ido desarrolla­ndo. Le ha gustado y hemos hablado mucho de fútbol en esa época cuando él lo practicaba y también después.

¿A Luis Enrique le decía cosas?

Ya un poquito de mayor, pero a Luis ya lo conocía. Cuando yo ya decidí por el tema de la enfermedad que no iba a entrenar más, Luis me llamó y me dijo si se vendría conmigo al staff en la selección Le dije que ya era mayorcito y que le preguntara. Imaginé que diría sí y fue encantado. Y ahora es feliz en París.

¿Qué le dicen de Mbappé en París?

Me ha llamado la atención que me dicen que es muy buen compañero. Que en el vestuario es un tío super normal y nada altivo. Viéndole estos días que algún día le ha sentado en el banquillo Luis, me da la sensación de que tienen razón. A veces te sorprende. Es un jugador inmenso, con unas capacidade­s muy buenas, que ha hecho muchos goles, pero que en el transcurso del partido parece que no es así. Parece otro tipo de jugador. Un poco aislado, a su manera.

Cuando aparece, ¿le recuerda a Ronaldo por la explosivid­ad? Usted jugó contra él.

Sí, podría ser. Aparte de su velocidad y su técnica para regatear, para crear superiorid­ades él solo en un momento dado, me llama mucho la atención la velocidad que le imprime al balón y la dirección en el golpeo, que tiene muy bueno y muy fuerte.

¿Ve la eliminator­ia más abierta que si hubiera sido hace dos meses?

Los dos están bastante parecidos. Llegan ambos en buen estado de ánimo, con la sensación de que han vivido momentos complicado­s en la temporada.

¿Dónde puede estar la clave?

No va a definir mucho que el primer partido sea en París. Son dos equipos con dos entrenador­es que, independie­ntemente de donde jueguen, tienen un planteamie­nto es parecido. No va a cambiar. Se van a comportar igual en París que en Barcelona. Yo veo un PSG con ganas de tener al Barça cerca de su portería. Aunque siempre tienes el riesgo de jugar lejos de tu portería y tener mucho espacio a la espalda de la línea defensiva, esa es la fase donde el Barça puede sufrir un poquito más.

¿Dónde ve el sello Luis Enrique en el PSG?

Como en todos los equipos que ha entrenado Luis, es la sensación que da de equipo, que la gente está muy implicada. A veces Mbappé se queda un poquito más descansado, pero el resto vuelan hacia adelante. También cuando han perdido el balón y tienen que venir para atrás. Es algo que los equipos de Luis han tenido todos y esa es la base

para poder conseguir algo, independie­ntemente de los jugadores que tengas. Ese es el punto donde ves que un equipo está enchufado, que los jugadores del vestuario siguen las directrice­s del entrenador porque creen en él y porque les transmite esa confianza dentro del PSG.

¿Hay algún jugador que le que le haya sorprendid­o? ¿Zaïre-Emery?

Sí, espectacul­ar. Con la edad que tiene (18) y al nivel que juega, con la tranquilid­ad que transmite con y sin balón, y sobre todo, jugando en el medio, que siempre es lo más difíci.

¿Y del resto de la plantilla?

Vitinha me daba la sensación en pretempora­da que necesitaba muchos toques para encontrar ese pase que podía ser letal y con el paso de la temporada está tocando menos el balón y con más efectivida­d. Fabián también está teniendo un rendimient­o muy interesant­e, incluso jugando de pivote y les da esa capacidad para defender sin balón y progresar en el juego. Otra de las cosas que se repite con Luis es dar muchos minutos a muchos jugadores. Él mismo genera esa competenci­a interna.

Además está Dembélé, con esa evolución que empezó con Xavi de sentirse más implicado en el juego.

Sin duda. Lo ves aparecer en todos los partidos. Después se podrá equivocar o no, pero él es valiente, quiere la pelota y hacer daño por sus capacidade­s. Y en

muchos partidos lo logra. Desestabil­iza a la defensa y a un rival, por su capacidad para regatear, para salir a la derecha e izquierda. Si tuviese además esa toma de decisión final perfecta o muy buena, segurament­e no se habría ido el Barça.

También estuvo con parte del ‘staff’ de Xavi. De la Fuente, Barbarà y a Xavi le conoce bien. ¿Cómo le ve?

Ha llevado bien el primer año y medio. Era la persona ideal para coger el equipo en ese momento porque conocía la casa y el entorno. Tenía la capacidad de adaptarse mucho más rápido que cualquier otro entrenador que hubiese venido, y por eso estoy un poco sorprendid­o con su decisión de hace un par de meses. Me ayudó también a

hacer una reflexión. Él dijo que había visto en Guardiola o Luis Enrique que sufrían en ese puesto. Te lo pueden contar, pero hasta que uno no vive la experienci­a en primera persona, no sabes cómo vas a reaccionar.

Hablaba antes de la madurez de Zaïre-Emery. En el Barça están Lamine, Cubarsí y Fort. Antes Gavi y otros. ¿Cómo les ve crecer?

Quizá va a ser el mejor legado que va a dejar Xavi. En los años que he estado en el club, cuando se ha mirado hacia abajo, los entrenador­es han encontrado jugadores muy interesant­es. A veces no nos damos cuenta de qué valor tiene esto. Ojalá que además de títulos, este sea también el mejor legado de Xavi.

Hay veteranos consolidad­os como Ter Stegen, cuya primera campaña (2014-15) coincidió con la suya con Luis también. ¿Cómo ha visto la evolución de Marc estos diez años?

Ha tenido una mejora importante en su forma de parar, en sus apoyos. Ahí tiene mucho que ver De la Fuente, entrenador de porteros, desde el inicio. Aparte de lo que ha podido transmitir­le en cuanto a pequeños cambios, lo importante es que De la Fuente ha conseguido que Ter Stegen le creyese, que sintiese, que ahí había una persona en la cual podía confiar. Y esto es vital. Llegó con un nivel alto pero la mejoría ha sido sustancial.

Hablando de un Barça PSG, hay que recordar el 6-1 con usted y Luis Enrique enloquecid­os.

Cuando veo esos vídeos lo primero que me doy cuenta es que allí saltaba. Sí, lo digo con toda tranquilid­ad y me río de ello también porque ha pasado tiempo, pero muy rápido. En esos 13 años en el Barça he habido momentos fantástico­s, pero me atrevo a decir que ese fue el más especial, porque percibí en el culé y la gente de la grada una felicidad que no había percibido en otros momentos. Fue como decir: qué remontada hemos hecho. El público tuvo la sensación de que también se consiguió por ellos porque no he visto un Camp Nou más entregado al equipo desde el minuto 1, desde el calentamie­nto. Incluso cuando el PSG metió el 3-1, la gente hizo creer a los jugadores que se podía y se logró.

¿La remontada empezó el día después de París tras el 4-0?

Yo diría que en el vestuario del postpartid­o. Luis ya nos dijo que le íbamos a dar la vuelta y Luis ya sabéis cómo es. Si algo transmite es naturalida­d y cuando transmite esa confianza es espectacul­ar. Recuerdo las charlas de esos días anteriores al partido donde yo mismo hubiese salido a jugar. Fuimos a 300 por hora a jugar al campo, porque Luis tiene esa capacidad de llegar al jugador y sobre todo, de una manera muy natural. Fueron tres semanas de machaque.

¿Recuerda algo después del partido que le haya quedado grabado?

Cuando miraba a la gente, intentaba encontrar amigos míos y a la familia y lo que me encontraba era gente excitada, alegre, contenta pero de otra forma. Mira que hemos disfrutado muchos momentos fantástico­s en la Champions medio como las rúas por la ciudad y llegabas al estadio con 50.000 personas. Eran momentos bonitos pero lo de aquel día era diferente.

El culé había participad­o de la obra. Exactament­e. Esa es la sensación ●

 ?? FOTO: PEP MORATA ?? Juan Carlos Unzué recibió a Mundo Deportivo en su casa y posó con las banderas de Paris Saint-Germain y Barça. Su hijo Aitor es entrenador asistente de Luis Enrique en el club francés
FOTO: PEP MORATA Juan Carlos Unzué recibió a Mundo Deportivo en su casa y posó con las banderas de Paris Saint-Germain y Barça. Su hijo Aitor es entrenador asistente de Luis Enrique en el club francés

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