Sangre, sudor y triunfo
Tres puntos de oro para el Espanyol, segundo tras el ‘pinchazo’ del Eibar en Tenerife
Jornada redonda para el RCD Espanyol, que sudó sangre para llevarse un triunfo de oro ante el Albacete (2-1) y vio como ‘pinchaban’ sus principales competidores por un ascenso directo que, tras la derrota del Eibar en Tenerife (2-1), pasa a ocupar el conjunto blanquiazul, segundo a cuatro puntos de un Leganés que no pudo pasar del empate a cero en Huesca y próximo rival de los de Manolo González.
Un combate por todo lo alto en Butarque que se perderán Aguado, expulsado, y Puado, por acumulación de amarillas. El que no faltará, salvo nuevo imprevisto, es Braithwaite, duda hasta última hora por unas molestias en el tobillo pero titular en un once en el que estuvieron, por segunda vez esta temporada, Gragera, Aguado y Melamed.
No entró bien al partido el Espanyol, que a los cuatro minutos vio como Manu Fuster, una auténtica pesadilla para la zaga perica, la mandaba fuera con todo a favor después de que Omar, providencial, tapara un primer intento de Fidel. Cinco minutos después, el ex del Elche tiró una pared con Pacheco en la frontal del área que, sin dejarla caer, puso a dormir Quiles, también goleador en el 1-1 cosechado en el Carlos Belmonte en agosto.
Despertaron entonces los blanquiazules, avisando primero con un tiro de Puado al lateral de la red e igualando, por medio de Jofre, antes de cumplirse el primero cuarto de hora. Golazo de bandera del gerundense, que buscó y encontró la escuadra derecha de Vaclik tras un saque de esquina botado en corto.
Y de la alegría por el 1-1 a la tensión vivida durante los más de seis minutos que estuvieron atendiendo a un aficionado, ya estabilizado, las asistencias médicas de ambos equipos y el personal de un Stage Front Stadium que registró su mejor entrada de la temporada.
23.233 espectadores que se quedaron atónitos al ver como, al filo del descanso, el colegiado, Óliver de la Fuente Ramos, interrumpía un dos para dos para amonestar, con cartulina amarilla, a Glauder por un placaje sobre Braithwaite.
Una perplejidad que Joan García convirtió en aplausos tras el paso por vestuarios, negándole el gol a Manu Fuster, incesante, con una estirada marca de la casa. Y después de aparecerse el ángel de Sallent, un diablillo llamado Nico Melamed bajó al infierno al Alba, penúltimo con los mismos puntos que el Villarreal B, y encendió la caldera de Cornellà El-Prat con el definitivo 2-1.
El ‘21’, habilitado por un omnipresente Jofre, la cruzó perfecta en el mano a mano con Vaclik, exigido inmediatamente por Puado, desde la distancia, y Gragera, de cabeza, en lo que fueron los mejores minutos del Espanyol.
Hasta que, en el 65’, llegó la expulsión de Aguado. El jienense se pasó de frenada y, tras revisarse la jugada en el VAR, vio la roja directa por una dura entrada sobre Fuster, que estuvo en todas.
Con uno menos, el Espanyol dio un paso atrás y supo sufrir hasta el último segundo, en el que Fidel estrelló contra el travesaño un libre directo que hizo que fuera doble el estallido final de un estadio que despidió a los suyos al grito de: “Que sí, joder, que vamos a volver”