Mundo Deportivo

Rico empuja y Guillermo se lanza

- Jon Zubieta

A algunos les aburrió, a otros les pareció que el encuentro encerraba aspectos a considerar para el futuro y Ernesto Valverde se quedó con la sensación de que fue un buen test. Y es que partidos como el de Sarriena son para probaturas, para aumentar la carga de trabajo y para que los más reivindica­tivos llamen a la puerta del entrenador. En cierta medida se logró este último fin. Relativiza­ndo, por supuesto. Hubo quien dejó detalles faltos de puntilla, aunque con la llegada de los jerárquico­s cambió la película frente al Sporting. Se logró el tercer empate de la pretempora­da después de ir por detrás en el marcador. Los errores han castigado siempre en la primera parte y la reacción ha acompañado.

Como era de prever, el míster rojiblanco no dejó ver sus cartas más distinguid­as hasta la última media hora. Y eso que entre los escogidos faltaban, de cara al inicio liguero, De Marcos, Laporte, San José, Raúl García y Aduriz. Con estos efectivos, se compondrá el equipo titular, por lo que a Abelardo no le sorprender­á, en principio, con nada nuevo bajo el sol el próximo 21 de agosto.

Presión sin precisión

A pesar de ello, tampoco es cuestión de mostrar todo. Ya dijo Valverde que se pueden probar cosas que a lo largo de la campaña pueden ser utilizable­s. Así cabe interpreta­r las novedades empleadas por el preparador de los leones ante los asturianos. De inicio, el once de salida daba que pensar, sorprendía. Yeray jugó por la derecha, como lateral, con Eraso por delante suyo; Etxeita y Gil sostenían el centro zaguero y Saborit hacía como una especie de carrilero largo, muy decidido a atacar. Rico actuaba de mediapunta y Vesga y Elustondo completaba­n la medular.

Tanto el esquema como los hombres elegidos no son los llamados al proyecto más titular. Con ellos se fraguó un partido de presión, esfuerzo y escasa creación de ocasiones. Con una jugada de mérito de Burgui se estropeó el invento. A la hora de juego, el Athletic apostó por lo más granado para apretar más las tuercas. Asfixió al Sporting, lo sometió, disfrutó de algunas oportunida­des más, dio la sensación de que el gol caería y volvió a demostrar que le sientan muy bien las jugadas a balón parado.

En Tarnos Guillermo marcó a la salida de un córner; el miércoles pasó algo parecido, con Williams resolviend­o. ¿Qué le faltó al equipo para ser más dictador en el marcador, que en el campo ya lo fue? Pues quizá mirar más a los delanteros, sacar más provecho de ellos, aunque el conjunto de Abelardo estuvo firme y ordenado. Muy atrasado. Y el empate llegó. El tercero de la pretempora­da. Aunque el partido no dio para muchas conclusion­es y las que se extraigan hay que pasarlas por el tamiz de la moderación, algunas cosas vistas en Sarriena fueron destacable­s. Como el esfuerzo desplegado por Rico, que ‘mordió’ en busca de robar balones. Firmó arrancadas interesant­es y presionó para que el Sporting estuviera incómodo. Además, Guillermo sigue siendo un desequilib­rador con sus desmarques -firmó una buena empresa con Viguera-, no tanto con la finalizaci­ón. Su velocidad, su intuición para buscar las cosquillas a las espaldas de los zagueros, vendrán muy bien a Valverde. Al bilbaíno solo le falta un poco de maduración y que la gente sepa esperar.

También gustaron los detalles de Saborit, cumplidor en ataque con sus subidas. Por alto tiene cosas que ofrecer y con su polivalenc­ia tiene boletos para quedarse

¿Es como para preocupars­e? No mucho. Si acaso puede ser más llamativo que las ocasiones no se sucedan demasiado. Que los interiores lleguen a las inmediacio­nes del área con buenos centros, que los laterales hagan algo similar y que los mediocampi­stas aporten más en ataque serían buenas razones para mejorar.

Es cuestión de tiempo y de que los que andan entre tocados y recién llegados a la pretempora­da empasten bien. Muy pronto empezarán a verse los resultados, en especial después del encuentro de este fin de semana ante el Nantes

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