Días intensos
Un partido de Champions siempre representa un escalón más en la intensidad de la mayoría de partidos de Liga. Si además es contra el City de los jeques de Abu Dabi, dirigido en los despachos por Soriano y Txiki y en el banquillo Guardiola y sus fieles ayudantes, la cota alcanza cotas tope. Así se mostró al juntarnos en el Camp Nou más de 96.000 aficionados, al límite de su capacidad. Los días anteriores al match, las tertulias de radio y televisión y los análisis de expertos en los periódicos eran de una intensidad táctica que rozaba la incomprensión del oyente o lector. Lo del dibujo, palabra mágica en el fútbol español, que si 4-3-3 o 3-4-3, y muchos más, sonaba a jeroglífico o sudoku por resolver. Si además había por un lado
Pep y por el otro Luis Enrique ,yala cosa alcanzaba el cenit argumental. Y dale, dale, dale. Luego, sobre el terreno de juego, la realidad, las tácticas, los sistemas funcionan cómo funcionan. Los jugadores son los que deciden. Por muchos videos o explicaciones que se preparen, ¿Quién podía pensar que, en un momento, el área del City parecía despoblada, el balón solitario, perdido y…
Messi, el más listo del lugar, apareciese como si nada, para hacerse con el balón solitario y marcar el primero? Y, ¿Quién podría prever que Bravo, el portero que el City sacó del Barça, eso sí a bajo precio, porque necesitaba mejorar el juego con los pies desde atrás, facilitase con un fallo, sí, con el pie, el segundo gol del Barça y encima acabara expulsado? Afortunadamente el fútbol es tan imprevisible que, por mucho que lo prepares, puede pasar cualquier cosa. Y esto lo hace grande y popular. Luego el cuatro a cero fue un duro golpe para los visitantes y una alegría para los locales.
No nos habíamos recuperado de las emociones y nada menos que a Valencia, campo siempre difícil, ambiente cargado y negativo para los del norte de su territorio. Y encima con Piqué y Alba out. El desarrollo del partido no decepcionó en cuanto a agresividad, dureza y goles. El ganar al final y de penalti, a lo Madrid, nos dio aún más satisfacción. Por todas las circunstancias fue un partido de aquellos que antes les llamaban “de los que crean afición”. No tanto por las cualidades futbolísticas que se mostraron, sino porque el resultado del marcador fue emocionante: empezar ganando, ir perdiendo, volver a ganar y final. También las decisiones arbitrales dejaron descontentos a los dos bandos, más al perdedor, lógico. En el primer gol de Messi parece inexplicable que no se pitara fuera de juego de Suárez. En muchas entradas del Valencia, incluida la que provocó la grave lesión de Iniesta ,no se puede entender qué criterios aplicó Undiano para permitir un juego que rayó la violencia. Excelente semana culé, siete goles en dos partidos, cinco de Leo. Lamentar las lesiones, en especial la de Iniesta. Disfrutemos ahora unos días de descanso y llega la Asamblea. Todo ok