Mundo Deportivo

Cuando el salvador no celebra la salvación

El ayer capitán culé no gritó su segundo tanto ni lo dedicó al cielo como hizo siempre

- Fernando Polo

Leo Messi volvió a salvar al Barça con un gol de penalti a poco del final del partido ante el Leganés. El argentino transformó con un lanzamient­o espectacul­ar la pena máxima que el central visitante Mantovani le hizo a Neymar. Escorado, alto y potente, el tiro de Leo fue perfecto e hizo inútil la estirada de Herrerín, el portero del conjunto ‘pepinero’.

El tanto del crack argentino era la salvación del Barça, el gol que seguía dejando opciones en la Liga al equipo azulgrana. Era la perfecta escenifica­ción de la expresión “salvar los muebles”. Era no dar una semana de regodeo a la ‘caverna’ mediática y evitar una crisis galopante en el equipo, en el banquillo y, por extensión, en la directiva y en el club. Pero aún así Leo Messi no celebró su segundo gol de anoche.

Cuando Neymar cayó volteado por Mantovani e Iglesias Villanueva pitó penalti (este sí lo vio claro, no como las manos de Bruno en Villarreal), todo el mundo tuvo claro que le tocaba a Messi asumir la responsabi­lidad. Y Leo no dudó. Sólo él sabe si los fantasmas de las penas máximas falladas otras veces, y que incluso le hicieron llorar, pasaron por su mente. Como aquel penalti que falló en una ‘semi’ de Champions ante el Chelsea en 2012. O el que erró el pasado verano con Argentina ante Chile, en la final de la Copa América. La albicelest­e cayó derrotada en la tanda y Leo se hundió: anunció que dejaba la selección y hasta se tiñó de rubio para empezar un nuevo ciclo. Pero ayer no dudó. Y lanzó.

Tras chutar, el mago argentino vio cómo el balón entraba en la portería del Leganés y acto seguido se quedó mirando fijo la meta ubicada en el Gol Sud, el que da a Travessera de Les Corts. Se quedó inmóvil hasta que se vio atrapado por una nube de abrazos de sus angustiado­s compañeros tras un tanto que era la vida. Una reacción de Leo que a los pocos segundos se convirtió en noticia por lo extraño y poco habitual de su reacción.

Sin dedicatori­a al cielo

Otro detalle que llamó la atención de la no celebració­n de Leo fue que no dirigió su mirada ni sus dos dedos índices hacia el cielo, como suele hacer cada vez que marca un gol. Así nos lo recordaron nuestros compañeros fotógrafos Pere Puntí y Manel Montilla, que están hartos de hacer esa fotografía y enviarla a la redacción.

Un gesto que ya es ‘marca de la casa’ en Messi y que va dirigido a su fallecida abuela materna Celia, a la que Leo adoraba y que fue quien le acompañó en sus primeros pasos en el fútbol, siendo todavía un niño. Al final del partido, Leo se fue rápido y solo hacia el vestuario. Apenas intercambi­ó un breve saludo con un rival al que apenas miró. Habrá que esperar al Calderón a ver si grita otra vez su grito preferido

La pregunta puñetera Influirá la acción del 1-1 en la decisión del club de fichar a un lateral para suplir a Aleix?

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Gol salvador Leo Messi lanza con fuerza y precisión el penalti que le dio al Barça una victoria vital ante el Leganés FOTO: GETTY
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