Silbidos del pasado
Creía que el catastrofismo había pasado a la historia. Pensaba que en el FC Barcelona había desaparecido aquel antiguo impulso de romperlo todo por un par de partidos malos. Pero veo que todo vuelve y el disgusto del 4-0 en París se vio acompañado de nervios y silbidos durante el encuentro de Liga contra el Leganés. Hace años que no pasaba algo así y parece evidente que ese no es el camino.
Entiendo que la gente se ha deshinchado por el resultado (también por el juego) en la ida de los octavos de final de la Champions League, una competición que hoy en día importa muchísimo al socio y al aficionado, especialmente cuando la última edición la ha ganado el Real Madrid, el eterno rival. No hay que ser un lince para ver que el título europeo está casi imposible porque remontar un 4-0 a un equipo con el potencial del PSG es casi una quimera. Pero ahora ese partido de vuelta debe quedar aparcado hasta el 8 de marzo. Cosas más extrañas han pasado en este deporte y si hay un equipo con jugadores para una proeza, ese es el Barça, pero ya habrá tiempo de hablar de eso.
Con la disputa de la final de Copa del Rey asegurada para el 27 de mayo contra el Alavés tras tres eliminatorias de mucho desgaste y exigencia ante Athletic, Real Sociedad y Atlético, ahora toca centrarse en la Liga, donde hay opciones porque los dos partidos que tiene pendientes el Real Madrid en Valencia y Vigo serán muy complicados para el líder. En cualquier caso, lo que no puede hacer el Barça es fallar. Y en un momento de incertidumbre deportiva como el actual, el equipo lo que necesita es el apoyo de la afición. Y eso no sucedió ante el Leganés. Viniendo de un triplete en la temporada 2014-15 y de un doblete en el curso 201516, parece lo más justo. El entrenador y los jugadores se han ganado en estos tres años ese voto de confianza. Sin embargo, cuando se está muy bien acostumbrado cualquier tropiezo hace más daño. Y está claro que lo de París fue muy doloroso para todos, también para los jugadores, los primeros en ver mermada su confianza al verse tan superados por un rival. Están curtidos en mil batallas, pero para que recuperen la autoestima, los silbidos no son la mejor ayuda.
Por eso, intuyendo que el 4-0 iba a pasar factura en lo psicológico en el césped, lo importante era ganar al Leganés. Y, aunque con sufrimiento, se sumaron tres puntos imprescindibles antes de visitar al Atlético de Madrid en el Vicente Calderón el próximo domingo a las 16.15 horas.
En el fútbol todo pasa muy rápido y lo que hace una semana parecía un Barça lanzado a por el triplete, ahora, tras el resultado en el Parque de los Príncipes y los apuros sufridos ante el Leganés, se ha convertido para muchos en un Barça que tendrá que contentarse con disputar la final
El catastrofismo no puede volver al club, el crédito no se agota por dos partidos malos
de Copa al final de temporada. No es serio un planteamiento así de la situación.
Ni tanto ni tan poco. Sin prisas. Lo que tenga que pasar, pasará, pero no tiene sentido anticiparse. La vida ya va lo suficientemente rápido como para avanzar ya que la Liga se ha escapado o que es imposible remontar al PSG. Tampoco hay que jugar a adivinar si Luis Enrique seguirá o si Messi renovará. Lo importante es que ahora están y hay que animarles.
Este equipo y este entrenador se han ganado un crédito que no se puede agotar por una semana de mal fútbol