Intoxicaciones y oportunismo
Una cosa es la crítica, imprescindible y necesaria para mejorar, y otra muy distinta el ensañamiento y el oportunismo. Esta semana han aparecido los que han estado escondidos esperando el primer tropiezo del equipo de Luis Enrique para pisotearlo. Dos años y medio y ocho títulos después han salido para pasarle factura al mismo entrenador y equipo que consiguió un triplete y un doblete; que este año ha levantado la Supercopa de España, que está en la final de la Copa del Rey, que sería líder en la Liga si no fuera por los robos de Villarreal y Betis y que ha llevado una trayectoria impecable en la Champions hasta la humillante derrota de París. El fútbol no tiene memoria y le sobra extremismo. Este Barça está siendo irregular, su juego solo ha sido excelente en ocasiones y las incorporaciones están por debajo de las expectativas pero de ahí a diagnosticar un desastre general y enviar a la hoguera a todos los fichajes, al técnico y a la Junta va un trecho. Piqué ha desmentido que estuviera molesto con la directiva por haberle dejado solo en sus quejas arbitrales como vendieron los intoxicadores. Tras lo del PSG se anunció un divorcio total entre el vestuario y el entrenador que fue rotundamente desmentido por Luis Suárez, Iniesta y el propio Piqué quién afirmó que “estamos a muerte con Luis Enrique”. Aprovecharon una alineación de circunstancias ante el Leganés para decir que ya no se contaba con la Masia cuando en el once titular habitual hay 6 jugadores de la casa y el 41% de la plantilla pasó por el fútbol base. Incluso criticaron a la Grada de animación por animar al entrenador. Los defensores del modelo por encima del resultadismo han salido de la madriguera al primer mal resultado para quemarlo todo. En la semana que más unidad y apoyo necesitaba el equipo y la institución aparecieron Laporta, Alves y la Audiencia Nacional para clavar la puntilla. Se les ha visto el plumero y su oportunismo. Estamos a mitad de temporada y nada todavía está perdido. Los jugadores han prometido mejorar y el técnico se ve capacitado para aplicar soluciones tácticas con urgencia. Quién quiera bajarse del barco que lo haga ahora y se plantee ceder su carnet a otro culé dispuesto a animar a estos futbolistas comprometidos que intentarán repetir la gloria que ya dieron. Puede que incluso acaben celebrando algo