La Traviata se traslada a Mestalla
El tenor Plácido Domingo, hincha del Madrid, vivió el drama que está interpretando
En el palco de Mestalla no estuvo ayer el criticado Peter Lim para presenciar el partido de su Valencia ante el Real Madrid. Parece raro que alguien se compre un club de fútbol para perderse una cita así pero lo cierto es que el inversor singapurense hace un año que no pisa el estadio.
Por si acaso aparecía, y como ocurre desde hace un par de meses, en la puerta se juntaron varios centenares de personas para darle la ‘bienvenida’ y decirle que no hace falta que vuelva. Así que visto el panorama, las cúpulas de ambos equipos entraron al estadio por un lateral, más por los locales que por los visitantes.
Los madrileños llegaron con un refuerzo de lujo: Plácido Domingo. El polifacético y madridista artista está estos días en Valencia para representar La Traviata y vio como el equipo de Zidane vivió su particular drama. En la ópera de Verdi, que no es este sitio para alargarse mucho en este tipo de sinopsis, cuando los protagonistas se quieren dar cuenta de lo que de verdad importa, ya es tarde.
Y eso le pasó al Real Madrid. El inicio del encuentro (las 18.45 h. de un día laborable) le pilló merendando, como si se tratara del portero del Sutton, y cuando quiso espabilar, el Valencia ya le había metido dos. Los goles de Simone Zaza y Fabián Orellana, los últimos en llegar al club, se oyeron hasta en el Camp Nou. Ordenado desde que llegó Voro, atrevido desde que el chileno se puso al mando y con pegada desde que el italiano encontró la mirilla el pasado domingo, el equipo parece otro y el descenso un mal sueño ya superado.
Pocas veces un mercado de invierno ajeno le ha dado tanto al FC Barcelona que, sin hacer nada, tiene algo a lo que agarrarse. Viendo a su equipo como lo que un día hace no tanto fue, Mestalla se vino arriba e hizo bien porque su equipo necesi- tó su aliento para aguantar el ase- dio morado. El gol de Cristiano al borde del descanso redobló la pre- sión pero el Valencia, revitalizado con la salida del joven Carlos Soler, otro objetivo culé desde hace años, aguantó el pulso y disfrutó el drama porque esta vez no hubo milagro de Ramos... ni de Keylor Navas, que subió a rematar la última. Y eso confirma que al Madrid le dolió
Peter Lim se perdió la victoria y la bronca, y Sergio Ramos no protagonizó el milagro