“NUNCA TUVE LA INTENCIÓN DE SER ENTRENADOR PROFESIONAL”
‘Jota’ González Entrenador del Naturhouse La Rioja
Perfeccionista, trabajador y exigente. Así es Jesús Javier González (2-2-1972, Valladolid, España), más conocido como “Jota”, el actual entrenador del Naturhouse-La Rioja. Sin quererlo pasó de ser profesor de matemáticas a convertirse en uno de los mejores entrenadores que hay actualmente en la liga.
Jugó al balonmano de niño. ¿Qué valores le aportó?
Yo creo que en los primeros años de balonmano conocí y tuve a grandes amigos y sobre todo, en aquella época, tal y como lo viví yo, fue la disciplina y el esfuerzo. Era un equipo en el que había que ir a entrenar continuamente y en el que nos esforzábamos mucho.
¿Por qué balonmano y no fútbol?
En mi colegio los frailes que llevaban el colegio eran los de Educación Física y eran entrenadores de balonmano. El deporte rey no era el futbol sino el balonmano. En cuarto de EGB organizaron una competición, y yo entré de suerte porque fui al último que escogieron para el equipo y porque cogieron a uno más.
¿Por qué lo dejó con 14 años?
Fueron un cúmulo de circunstancias. El problema fue que era bastante propenso a las lesiones y eso, moralmente, me hacía un poco de daño y decidí que estaba cansado de pasarlo mal. Y por otro lado, tomé la decisión de entrar de seminarista en el seminario de San Viator, que era del colegio donde yo estudié, y eso era incompatible con el balonmano.
¿Cuándo empezó a entrenar?
Justo con 18 años. Iba a empezar la carrera de matemáticas. Dejo el seminario y aún tenía muchas ganas de seguir en contacto con el balonmano. Entonces le pido al fraile de San Viator si me deja volver a entrenar y accedió. Y me puse de ayudante de Alberto Muñiz, que era uno de los frailes que llevaba el balonmano y ahí estuve entrenando a diferentes equipos.
¿Tenía claro que quería entrenar o se quería dedicar a otra cosa?
¡Para nada! Simplemente era que me gustaba mucho el deporte, quería seguir en contacto y decidí continuar. De pequeño quise ser misionero, después quise ser profesor, que eso era lo que más me llamaba, y digamos que a mí ya de por sí me gustaba entrenar a chavales, llevar grupos y entonces vi en el balonmano la oportunidad perfecta. Entré sin más, nunca tuve la intención de ser entrenador profesional de balonmano y es una cosa que nunca me planteé y que me ha ido llegando. Nunca ha sido un objetivo que haya buscado porque siempre he estado centrado en ser profesor de matemáticas. Por por eso hice la carrera y más tarde fui profesor en el colegio y en la universidad, y continué con el balonmano como un hobby serio y poco a poco me han ido llegando oportunidades. Pasé de entrenar a dirigir el club de San Viator, y me lo tomé muy en serio pero siempre manteniendo mi principal ilusión de ser profesor.
¿Algún sueño por cumplir?
A nivel individual no tengo ningún sueño como llegar a entrenar a algún equipo en particular ni nada de eso. El balonmano me ha dado cosas muy bonitas pero también momentos muy duros y ahora mismo no tengo un sueño personal. Sí me haría ilusión que el Naturhouse consiguiese un título, ese sería el sueño.
¿Lo ve factible?
Es muy complicado y más en las circunstancias actuales. Tienes que mejorar mucho económicamente y nosotros cada vez vamos a menos en ese aspecto. Pero siempre estamos ahí, esperándolo, unas veces un poco más cerca otras un poco más lejos y bueno un sueño es un sueño y a lo que hay que aspirar.
¿Tiene algún referente?
Raúl González, con el que empecé a entrenar en categorías inferiores del Valladolid. Aprendí muchísimo de él, como conocer las sensaciones de pista, buscar un poquitín las vueltas e ir un poco más allá de lo que la gente ve en el balonmano. Y, lógicamente, quien me llamó, Juan Carlos Pastor. De él aprendí el trabajo metódico y la estructuración de toda la táctica.
¿El mejor jugador a quien ha entrenado?
Yo diría dos jugadores de estilos distintos. Niko Mindegia, quien mejor y más ha rendido en Logroño en los diez años que yo he estado aquí. Creo que su forma de jugar, de hacer las cosas y su calidad individual marcó un año muy importante, cuando nos metimos por primera vez en Champions. Y Marc Amargant, que es el jugador de los que he traído que más rápido ha entendido y ha sabido transferir al campo todo lo que yo le decía, es decir, cogía el balonmano al vuelo. Entendía todo y era capaz de aplicarlo, además de ser un jugador de equipo y muy sacrificado, jugaba en todos los puestos y hacía todas las labores sucias.
¿Su equipo titular entre los jugadores que ha tenido?
En la portería me quedaría con Gurutz, que lleva aquí toda la vida. De extremo izquierdo, lógicamente, por la categoría que tiene ahora mismo y la representación que tiene, Ángel Fernández. En el lateral izquierdo, Haniel representa un gran futuro. En el centro Niko Mindegia. En el lateral derecho, un jugador que progresó mucho y entendió muy bien nuestra forma de jugar, Isaías Guardiola. En el extremo derecho, Pedro Rodríguez, que ha terminado de explotar aquí y ha llegado a cotas muy altas. De pivote, alguien tan fundamental aquí como Rubén Garabaya.
¿Ha pensado en el extranjero?
Aquí en Logroño me tratan muy bien pero está claro que las cosas son cada vez más complicadas en España. Hay que decir las cosas como son y hay oportunidades fuera. Lo que pasa es que irte a un sitio de fuera es complicado porque son sitios a los que todo el mundo quiere ir y hay pocas situaciones de esas.
¿Dónde le gustaría entrenar?
Al final uno siempre puede soñar pero serían equipos donde se vive el balonmano de una forma especial. Hablo de equipos como el Kiel, el PSG, el Veszprem. Equipos donde el balonmano es otra dimensión y que al final están todos los años en la pelea con un nivel altísimo.
¿Cómo es la evolución de un entrenador que empezó de segundo entrenador y ha acabado en Champions?
Yo soy como los profesores. Cuando llegan al colegio son muy exigentes con sus alumnos e intentan poner un nivel muy alto. Con el paso de los años te das cuenta de que hay que progresar. El balonmano ha evolucionado. Antes se valoraba mucho más al entrenador por lo que sabía y lo que te aportaba técnica y tácticamente y ahora eso está en un segundo plano. Al entrenador se le valora más por como lleve al grupo, como le rindan los jugadores o la relación que tenga con ellos. Mi evolución ha sido ir pasando de equipos muy tácticos, muy perfectos en cada movimiento y ejecución de la situación, a que ahora los jugadores ya no valoran tu calidad técnica y táctica ni lo que les puedas enseñar. Buscan en ti la figura de un padre, alguien que les entienda y les ayuda.
¿La etapa más feliz como técnico?
Cuando entrenaba en San Viator, pero la mejor lo que hice con las categorías inferiores del balonmano Valladolid, sin duda
“Quería y fui profesor de matemáticas, en el balonmano me fueron llegando las oportunidades”
“Los jugadores ya no valoran tu calidad táctica o técnica, buscan a alguien que les entienda y ayude”
“Raúl González y Juan Carlos son referentes; de los jugadores que he entrenado, Mindegia y Marc Amargant”