Mundo Deportivo

Monumentos a la memoria

Recordar a los más grandes es honrar la esencia del fútbol

- ALBERT MONTAGUT @albertmont­agut

Old Trafford, el hogar del Manchester United FC, el denominado Teatro de los sueños, es un lugar ciertament­e mágico. Cada día centenares de personas, aunque no miles como sucede en el Camp Nou, visitan su museo y pasean por sus gradas. Mucho más que cualquier otra instalació­n similar en el mundo, el museo red es un canto a sus viejas glorias, un homenaje entrañable a sus legends.

Frente a las puertas de la tribuna principal del estadio una estatua une en el recuerdo a tres de sus grandes jugadores, The United Trinity, algo así como la Santísima Trinidad del Manchester United FC. Allí sobre un enorme pedestal de granito e inmortaliz­ados por el bronce están George Best, Denis Law y Sir Bobby Charlton. Ellos fueron los artífices en 1968 de la primera Copa de Europa ganada por un club inglés.

Tuvieron que pasar 40 años para que el ManU les tributase el homenaje que se merecían y hoy la escultura, inaugurada en 2008, es la foto obligada de cuantos visitan Old Trafford.

En Old Trafford hay otras muchas referencia­s al pasado y en especial a las víctimas de la tragedia aérea de Munich, donde perecieron 23 personas, ocho de los cuales eran jugadores ‘reds’. Un reloj con sus agujas paradas indica el momento exacto en el que el 6 de febrero de 1958 el Elisabetah­n, un Airspeed Ambassador de la British European Airways, se estrelló en la pista de despegue de Munich.

George Best, como en su día lo será Sir Bobby, ocupa también gran parte de las vitrinas del museo del vetusto e incomparab­le estadio del Manchester United. El jugador norirlandé­s, el ‘beatle’ del fútbol, el jugador pop, jamás será olvidado en las islas. Su desparpajo y rebeldía en el terreno de juego convivió con una vida de espectácul­o, mujeres conquistad­as e increíbles ropajes a lo Carnaby Street. Best dio vida y color a la sobriedad y el aburrimien­to de la sociedad inglesa de los años 60. Su entierro en Belfast, el 3 de diciembre de 2005, fue un funeral de Estado y fue multitudin­ario.

Es evidente que todos estos ejemplos nos muestran que uno de los aspectos más sagrados del fútbol es su propia historia y la memoria de los aficionado­s. Los grandes jugadores, incluso aquellos que ya no están entre nosotros, siguen de alguna forma vivos entre las personas que les vieron jugar y fueron felices con sus goles, sus pases, sus cabezazos y sus paradas.

El Barça tardó años en instalar una estatua de Ladislao Kubala en la explanada del estadio. Lo hizo en febrero de 2011. Se trata de un bronce de dos metros de altura obra de la escultora Montserrat García Rius. En ese lugar sagrado para el barcelonis­mo hay un espacio reservado a Johan Cruyff y otro para Leo Messi.

La historia indica que los homenajes no deben hacerse esperar. Si bien son muy pocos los elegidos para el recuerdo eterno, siempre hay debates. Y los debates una vez empiezan terminan por aburrir y deben quedar aparcados para dar paso al sentido común.

La figura del holandés Johan Cruyff debería tener una referencia en el estadio lo antes posible, de la misma forma que Leo Messi merecerá su propio espacio. Si bien la desgraciad­a y prematura enfermedad que se llevó a Johan no hizo posible el homenaje en vida, la actual directiva tiene en mente llevar a cabo esa acción. No deberían demorarse.

Con las experienci­as de Kubala y Cruyff, en el caso de Messi se debería tener preparada su escultura para ser descubiert­a el mismo día en que el argentino decida dejar el fútbol. Si así se hace, el Barça no dejará pasar ni un solo día sin tener presente al mejor jugador de todos los tiempos y rendirle el homenaje que merece desde hace años

La estatua de Cruyff debería instalarse junto a la de Kubala y la de Messi ya debería ponerse en marcha

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FOTO: A. MONTAGUT La escultura de Best, Law y Charlton, en Old Trafford
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