Mundo Deportivo

Si es sólo con dinero, no será

El PSG tiene o puede tener tantos millones como necesite, para todo lo que necesite, sin tener que vender a Verratti. Esta es una operación de tacto, diplomacia y cabeza muy fría

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La expresión con la que se ha enmarcado la Operación Verratti ya la define como la última oportunida­d para el jugador y para el Barça. No habrá más aunque ya hubo otra. Fue 2012 cuando el pequeño Marco, 19 años de talento comprimido en un cuerpo de 1,65 m, lideró, dirigió el ascenso del Pescara a la Serie A. En el Camp Nou se le seguía la pista y había, los hay aún, excelentes informes. El traspaso podía cerrarse en 12 millones pero se decidió renunciar. El PSG de Al Khalaifi se lo llevó a París.

El Barça tenía entonces un centro del campo talentoso a más no poder: Xavi, Iniesta, Cesc, Thiago Alcántara, Jonathan Dos Santos, Busquets... Con argumentos ajustados al momento más que a la proyección de los futbolista­s, se consideró que la llegada de Verratti coartaría el crecimient­o de jugadores formados en la casa y que la calidad del italiano no era comparable al esplendor absoluto de Xavi e Iniesta. Cinco años después, no está Xavi, no está Fábregas, tampoco Thiago ni Jonathan, Iniesta solo no puede con todo, el trabajo de Busi no es el de Marco.

Sabiendo lo que ha pasado en el quinquenio con el centro del campo del Barcelona, es obvio concluir que Verratti hubiera podido ser titular desde el primer día. Y a día de hoy seguiría siendo indiscutib­le. Sin embargo, la realidad de 2017 y la evolución natural, y también antinatura­l del centro del campo del Barça nos lleva al vigente escenario “Nune aut nunquam”. Que es como en latín se referían al ahora o nunca castellano que encuadra la dificultad de esta operación. Una maniobra en la que ni el deseo del comprador y ni la ilusión del comprado son determinan­te. Todo depende del vendedor. Un club, el PSG, que nunca ha sido amigo de hacer negocios con el Barça. Vetó repetidame­nte los traspasos de Thiago Silva y Marquinhos y, encima, fue capaz de cobrar un buen pico por vestir a Digne de blaugrana. Salvo error u omisión fueron 16,5 millones fijos y otros cuatro en variables. Como si no hubiera pasado nada, el Barça olvida los antecedent­es y va con todo a por un futbolista excepciona­l que tiene sólo 24 años. Y el jugador (Quid pro quo) correspond­e comprometi­éndose más que nunca por la causa. Sea Robert personalme­nte, sea la gloria reciente del Barça, sea el hambre de títulos grandes que no ha podido celebrar con el PSG, o sea por lo que sea, Marco quiere firmar por el Barcelona y está haciendo todo lo que puede. Incomodar, pero muy educadamen­te, a su muchas veces multimillo­nario jefe. Ni una declaració­n exagerada, respecto máximo y agradecimi­ento eterno a su actual club. Lo que correspond­e a un tipo que debe estar agradecido al equipo que le ha proyectado internacio­nalmente y con quien tiene contrato firmado hasta 2021.

Y, claro, el desenlace es una incógnita. Como lo es todo lo que se ventila a cara y cruz pero, desde luego, si se basa exclusivam­ente en el dinero, no hay nada que hacer. El PSG tiene, o puede tener, todos los millones que necesite, para lo que necesite, sin necesidad de vender al italiano. Es más una cuestión de tacto que de morterada. Tiene que ser más fútbol que negocio para que Nasser Ghanim AlKhelaïfi no convierta el tema en una cuestión personal. Diplomacia, cabeza fría y ya veremos

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FOTO: PEP MORATA Verratti lucha por el balón con Busquets en el partido de Champions de esta temporada

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