La fiebre amarilla llega a Europa
Lo que antes en fútbol era imposible (comprar a un jugador argentino por lo que vale y venderle por lo él que dice que vale) ahora es habitual. Y no hace falta ser ni argentino
El Mónaco dice que los 120 millones que ofrece el Real Madrid por Kylian Mbappé (18) son insuficientes. El United ha tasado a David de Gea en 112 millones. El PSG, que no quiere vender a nadie, entiende que si tuviera que hacerlo por Marco Verratti debería ingresar más de 100. La Juventus tiene tasado a Dybala en 120 y se ha filtrado que el Borussia Dortmund solo hablaría de vender a Dembélé a partir de 90 millones.
Si vamos a cifras más modestas, el Sevilla está pidiendo 40 por Vitolo, el Atlético 80 por Saúl, el Athletic 50 por Williams, los mismos que la Real Sociedad por Odriozola o el Arsenal por Bellerín... y así sucesivamente hasta llegar a un tercer escalón, en el que hacen equilibrios los no titulares. Un nivel que también ofrece precios escalofriantes. Por hablar de alguien que conocemos: el Barça tiene a Munir en el mercado por 20 millones y a Cristian Tello por 15.
Estamos, eso sí, en junio y con los escaparates repletos los club han puesto los precios por la nubes. Antes del 31 de agosto, con el cierre del mercado, llegarán las rebajas pero, en general, los precios seguirán siendo prohibitivos porque como hay equipos con dinero el momento es de puro inflacionismo. El kilo de calidad ha crecido exponencialmente. Vamos, que hay más demanda que oferta.
En esta atmósfera desmedida de 2017, uno recuerda a un joven Josep Maria Minguella, que en 1978 ya era de los que más sabía de este negocio, explicar hace 40 años cómo funcionaba todo esto lío de mercado: “La gran operación -decía- es comprar a un jugador argentino por lo que realmente vale y venderle por lo que sus directivos y él mismo dicen que vale”. Hoy, cuatro décadas después, la frase del muy afamado agente de jugadores sigue siendo vigente.
Lo único que cambia es que ya da igual que sea argentino. El negocio llega desde de cualquier país del mundo. Cualquiera puede ser una estrella. Un italiano, un español, un inglés, un marfileño, un portugués. El caso es que la toque medio bien y encontrar comprador es cuestión de tiempo. Los futbolistas asiáticos -especialmente en China- todavía no salen en el catálogo, pero sus clubs han sido los primeros en pagar a los jugadores por lo que cuestan, en lugar de hacerlo por lo que valen. La fiebre amarilla, eso sí, está llegando a Europa