El Open USA de los primerizos
La victoria en el segundo Grand Slam de la temporada se la ventilaban entre 16 jugadores que no saben aún lo que es ganar un ‘major’
Quién iba a decir el jueves por la mañana que el título del Open USA se lo iban a jugar 16 ‘novatos’, que lo podía ganar un zurdo y no es Phil Mickelson, y que entre los aspirantes habría solo un miembro del top ten mundial (Rickie Fowler). Así parece asegurado que el ganador del segundo Grand Slam del 2017, por séptimo ¡major’ consecutivo, será un primerizo. Como Sergio García en el Masters, Jimmy Walker en el PGA 2016, Henrik Stenson en el British’16, Dustin Johnson en el US Open’16, Danny Willett en Augusta’16 y Jason Day en el PGA’2015.
Una muestra más, por si hiciera falta, del desgobierno del golf mundial. Miren si no la terna de candidatos en Erin Hills: Harman, Thomas, Fleetwood, Koepka, Fowler, Si Woo Kim, Reed, Henley, Hoffman, Haas, Steele, Snedeker, Schauffele, Wiesberger, Matsuyama y Holmes. El sudafricano Oosthuizen y Sergio García son los primeros ganadores de un ‘grande’ que aparecen en la clasificación y estaban muy lejos, a ocho golpes de la cabeza, al inicio de la última jornada, en la que por cierto sopló el anunciado y esperado viento para endurecer el recorrido y hacer un poco de limpieza porque de lo contrario el torneo tenía todos los números para ver hoy lunes un play off a 18 hoyos.
En el recorrido de Wisconsin se ha dado esta semana la tormenta perfecta para que la 117 edición sea lo menos parecida a un US Open. Los responsables de la USGA decidieron ceder ante las primeras quejas y ensancharon la zona de caída de la bola desde el tee (es decir, las calles) recortando la ‘festuca’ que bordeaba los generosos fairways del campo público abierto hace 11 años. Y la meteorología hizo el resto.
La consecuencia: 35 jugadores bajo el par del campo después de 54 hoyos, un buen número de tarjetas inéditas y la vuelta más baja en un US Open en relación al par, un espectacular 63 (-9) conseguido en la tercera vuelta por Justin Thomas (suma ya 7 tarjetas en el PGA Tour de entre 59 a 63 golpes). Incluso algunos golfistas y especialistas que anteponen brillantez a sufrimiento querrían que Erin Hills tuviera algo más de pegada, mientras que los aficionados a las carnicerías de la USGA se han quedado con las ganas.
Sea como fuere si las condiciones de juego se mantenían (no es el caso porque el viento soplaba), estarán amenazados el -16 de Rory McIlroy en Congressional en 2011 y el -12 de Tiger Woods en Pebble Beach en 2000, los resultados más bajos de la historia del US Open con relación al par.
Y puestos ya a rizar el rizo, sólo faltaría que el líder en solitario tras la tercera jornada, Brian Harman (-12), cantara victoria, convirtiéndose en el primer zurdo de la historia en ganar este Gran Slam. Y que lo hiciera precisamente el año que no está Phil Mickelson, llamado a ser el primero en levantar este trofeo el día del padre en EE.UU., o al menos el que más cerca había estado de conquistarlo (subcampeón 6 veces)