Mundo Deportivo

La ruleta rusa del Tour de Francia

La lluvia volvió a provocar multitud de caídas: Froome, Bardet, Porte o Amador se fueron al suelo, aunque sin graves consecuenc­ias

- Celes Piedrabuen­a

Este inicio de Tour está siendo no apto para cardíacos por culpa de la lluvia y las caídas que de ella se derivan cuando el asfalto está muy resbaladiz­o. A diferencia del Giro de Italia, donde la lluvia no hizo acto de presencia, en los dos días que se lleva de ronda gala ésta ya ha sido protagonis­ta. En la jornada inaugural Alejandro Valverde e Ion Izagirre se fueron al suelo y se vieron obligados a abandonar teniendo que pasar por el quirófano. Y ayer el susto en el cuerpo lo vivieron otros pesos pesados del pelotón, como Chris Froome, Romain Bardet, Richie Porte o Andrey Amador, aunque por fortuna sin graves consecuenc­ias.

La jornada de ayer era larga, 203 kms, con salida en Düsseldorf y llegada en Lieja (Bélgica), y desde el kilómetro cero estuvo marcada por la fuga de cuatro valientes, que nunca llegaron a gozar de una ventaja considerab­le, pero que mantuviero­n la esperanza hasta el último kilómetro, cuando el tren del pelotón les pasó por encima. Poco podían hacer los dos supervivie­ntes de la escapada, Taylor Phinney (Cannondale) y Yoann Ofredo (Wanty), más que echarse a un lado y ver cómo el pelotón les superaba a toda velocidad. En el seno del mismo iban Chris Froome (Sky) y Romain Bardet (AG2R), aunque a falta de 30 kms esta situación llegó a ponerse en duda. Con el nervio que se apodera del pelotón cuando fuerza el ritmo a la caza de los escapados, a la entrada de una glorieta un Katusha perdió el control de la rueda delantera y se fue al suelo. Nada pudieron hacer los que venían tras él por evitarlo, produciénd­ose una caída múltiple. Se vieron implicados Bardet y Froome, también Porte. No les costó en exceso subirse a la bici, aunque tuvieron que gastar más energía de la prevista para enlazar con el pelotón, ya que éste que no aminoró la marcha, sobre todo Froome, que tuvo que cambiar de bici.

Con el regreso de la calma tensa al pelotón, éste encaró el último kilómetro después de haber devorado a los dos supervivie­ntes de la escapada.

Una última recta, amplia, que no ofrecía dificultad­es para la disputa de un sprint limpio, en el que, como siempre la colocación es clave. André Greipel, Peter Sagan y Nacer Bouhanni parecían bien colocados, pero el doble campeón del mundo se impacientó. Sagan miraba de reojo, buscaba a ver quién saltaba primero, y viendo que nadie daba el paso, lo dio él. Mal negocio, le pasaron por encima y le encerraron; instante que aprovechó Marcel Kittel para emerger de la nada e imponerse. Fue una victoria de listo, la décima de Kittel en el Tour –tras las 4 de 2013, las 4 de 2014 y la de 2016– y la novena de la temporada. Greipel miraba a su rival de reojo al cruzar la meta, sabiéndose vencido, mientras Geraint Thomas sonreía al mantener el maillot amarillo de líder.

Hoy el británico defiende el liderato en otra larga jornada, de 212,5 kilómetros, con cinco puertos en el recorrido, 3 de 4ª y 2 de 3ª, y un final en alto duro y exigente, con casi 2 kms al 5,8%, que puede provocar ya las primeras sorpresas

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FOTO: GETTY Marcel Kittel celebra el triunfo a lo grande, con Demare a su derecha (2º) y André Greipel (3º), que lo mira de reojo a la izquierda
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