Froome, vuelta a los orígenes
La primera llegada en alto es hoy en La Planche des Belles Filles, donde ganó su primera etapa en 2012
Fue un 7 de julio de 2012. Chris Froome, tras haberse convertido en la gran sensación de la Vuelta 2011, en la que acabó segundo y por delante de su líder Bradley Wiggins, se consagró como un ciclista de grandes rondas. Aquel día, en la séptima etapa del Tour, el británico ganó en La Planche des Belles Filles, en una jornada en la que Wiggins se vistió con un maillot amarillo que ya no soltó.
Ese día fue, seguramente, el del golpe definitivo del Sky, el del inicio de una hegemonía en la mejor carrera del mundo que tan solo Vincenzo Nibali ha podido romper a día de hoy. Han sido cuatro de cinco los Tours ganados desde entonces por la formación británica, tres de ellos gracias a Froome. Hoy, durante los 160 kilómetros entre Vittel y La Planche, con la cota de tercera de Esmoulières a falta de 53, el británico rememorará su triunfo de 2012. Será en un puerto de La Planche de 5’9 kilómetros, con una pendiente media del 8’5% y con rampas en su parte final del 20%.
Entonces, Froome aguantó el ataque de Cadel Evans en los últimos metros y acabó pasando tanto al australiano como a Wiggins para apuntarse el primero de los siete triunfos de etapa que lleva hasta el momento en el Tour, casi todos ellos en etapas de montaña.
Ganar en montaña, medio Tour
Con mucho cuidado tendrán que andarse los rivales de Froome hoy. Y es que siempre que el británico ha dado un golpe de efecto en la montaña del Tour, ha acabado en el top2. De hecho, tan solo en
Chris Froome
Estoy deseando que llegue la etapa, especialmente teniendo en cuenta que tengo muy buenos recuerdos desde que gané en 2012. Eso sí, no creo que vaya a haber diferencias enormes”
aquel 2012 no se llevó la general; entonces, pesaron mucho los galones de gregario de lujo de Wiggins.
Ahora, la etapa llega pronto para ser decisiva en la general, aunque sí puede marcar cómo se encuentran los favoritos. Quintana, Bardet, Porte y Contador tendrán que moverse para reducir la desventaja con la que parten. Y, también, para evitar que Froome, en el puerto de vuelta a los orígenes, dé el golpe en el lugar en el que empezó su idilio con el Tour