Paulinho, el Arturo Vidal de Brasil
A Tite no le importa traérselo de China para hacer de él un fijo en la pentacampeona
Llevar ya dos temporadas en una Liga con mucho más dinero que prestigio como la china, una fallida experiencia en el Tottenham y sus casi 29 años han convertido a Paulinho en el pim-pam-pum de la opinión pública del barcelonismo. En cuanto trascendió el interés del Barça por su fichaje, su consenso ha sido el contrario al que genera, en sentido positivo, Marco Verratti, el centrocampista italiano que, bendecido por una leyenda culé como Xavi Hernández, despierta una reacción universal de aprobación por reunir todas las virtudes que se le suponen al medio de ‘nivel Barça’. Pero Paulinho, además de todo lo anterior, es titular fijo con 41 presencias en la selección brasileña , el equipo con más Mundiales en sus vitrinas. Dicho de otro modo, Paulinho gustará más o menos, pero no estamos hablando de ‘un piernas’.
En su currículum internacional está el haber sido elegido Balón de Bronce en la Copa Conderaciones de 2013, torneo en el que marcó dos goles y en el que le ganó la final a la España campeona del mundo. Paulinho también formó parte del once ideal de aquella Confederaciones, como antes en el de la Libertadores 2012, en la que fue elegido mejor centrocampista cuando jugaba en el Corinthians, así como integrante del Equipo Ideal de América 2012.
El fútbol es tan caprichoso que jugadores condenados desde la cuna a triunfar en el Barça, luego no lo hicieron. El ejemplo más recordado es el de Cesc Fàbregas. En cambio, sí funcionaron otros con nulo pedigrí culé y, a priori, menos cualidades encajables en el modelo Barça, como Touré Yaya o incluso Seydou Keita. Evidentemente, Paulinho es un perfil de jugador distinto al de Verratti. Si el medio del PSG brilla en el juego de posición, Paulinho es recorrido. La apuesta del Barça es mantener el tridente de los cien goles con Messi, Suárez y Neymar. En Brasil, Paulinho es uno de los guardaespaldas de otro trio referencial: Ney, Gabriel Jesus y Coutinho.
Tite, que coincidió con Paulinho en el Corinthians campeón de la Libertadores y del Mundial de Clubs, no ha tenido complejos para traérselo de la Liga china donde otros trabajan para él y darle una plaza de titular en la selección que aspira a lograr en 2018 su sexto Mundial. Un ‘hat trick’ a Uruguay (1-4) y un gol a Argentina (3-0) justifican la fe que Tite tiene en él. Por energía, Paulinho sería a Brasil lo que Arturo Vidal a Chile, aunque en ‘la roja’ hay más futbolistas de ese corte. Por cierto, Vidal tiene 30 años.
En Paulinho destaca su trabajo físico, su intuición para recuperar, su confianza en la segunda jugada y el balón dividido, su chut con la derecha y un notable juego aéreo. En un 4-3-3 podría ser el interior derecho y en un 4-2-3-1 el mediocentro más aventurero. En el Brasil de Scolari, en la Confederaciones 2013, tenía por detrás al táctico Luiz Gustavo, mientras que en el actual de Tite, Casemiro y Renato Augusto o Fernandinho son socios habituales. El espacio corto no es su fuerte, pero en Brasil no juegas si no sabes. La duda es su pírrico paso por Europa, primero siendo un juvenil en ligas menores (Lituania 2006-07 y Polonia 2007-08), y luego en el Tottenham.
Titular en 28 partidos en la temporada 2013-14, en los que marcó seis goles y dio dos asistencias, no entró
Trabajo, recuperación, chut y llegada al área, virtudes que valoraron Zico o Riquelme
Su pírrico paso por la Premier no machacó su imagen en América pero sí en Europa
por el ojo de Pochettino en la 2014-15, con apenas tres titularidades y 17 veces sin ser citado, lo que derivó en su venta al Guangzhou.
Esa salida por la puerta de atrás de Inglaterra machacó su prestigio en el viejo continente, pero no en América. Román Riquelme dijo una vez de él que era “Lampard en negro” y Zico destacó “la gran importancia que tiene para el juego de Brasil”. Este también es Paulinho