Dudar es muy, muy caro
El Barça duda con Odriozola como lo hizo con Laporte, Isco, Asensio, Dani Ceballos... Mientras se decide, su precio ya ha pasado de 30 a 40 millones
Leemos que el Barça tiene aparcado a otro de los que integraban el Plan A. Tras enfriarse lo de Dembélé y complicarse Verratti, ahora resulta que de Bellerín, prácticamente, hay que olvidarse. Arsène Wenger no bendice el traspaso y el Arsenal no vende. Ni 50 ni nada.
Bajemos al Plan B. Deulofeu ya está, literalmente, aquí. Entrenando con Valverde y sondeando su futuro. Si bucea descubrirá que hoy se le ve más como negocio que como refuerzo. En el centro del campo, del temple y la pausa de Verratti se ha pasado al genio y figura de Paulinho, pero los chinos amigos de Florentino también dan largas. Y en el lateral derecho, la alternativa era, o sigue siendo, Semedo por quien el Benfica estaría pidiendo 30 millones.
Quedan por delante 50 días de mercado y hay tiempo de sobras para todo, pero el problema es que por detrás han pasado 500 días con sus correspondiente noches y el Barça no ha hecho los movimientos definitivos para que, cuando hay que ir de cara, los futbolistas den el paso definitivo. Esto es un negocio, los jugadores y los clubes vendedores se mueven por dinero y el que paga -mientras otros dudan- se acaba llevando el gato al agua. Recordemos, Isco, Asensio, Theo Hernández, Ceballos...
Ahora, a media semana, nuevo episodio. Ha sido publicarse que el Madrid tiene interés en Álvaro Odriozola (21) y dispararse todas las alarmas por un jugador que durante el último campeonato ya ha demostrado que es tan bueno, o mejor, que todas las opciones que el Barça ha barajado para esa posición. Pero no se movió. En castellano, para definir la ruinosa postura del Barça, se utilizaría la expresión indeciso. En catalán la que se corresponde es mucho más adecuada: “cagadubtes”. Y el Barça, efectivamente, cuando más duda, más la caga. Cuando se decide, como en los casos recordados, ya es tarde.
Por Odriozola pudo moverse cuando la Real le tenía tasado en 30 millones. No lo hizo. Álvaro cambio de representantes (ahora le lleva Best of you, que es la agencia del mundo con más madridistas por medro cuadrado de organigrama) y ya no vale 30 millones. Renovó hasta 2022 y su cláusula liberatoria ha pasado a 40. Menos que Bellerín, más que Semedo. El chico, por cierto, quiere seguir en San Sebastián, es su equipo de toda la vida y el lugar ideal para seguir creciendo. Cree que en el Madrid no jugaría, Carvajal es indiscutible, y el Barça nunca le ha dicho que apueste por él como titular