Mundo Deportivo

EN SUS MANOS

Victoria indiscutib­le de Barguil, Bardet y Urán mantienen la lucha y Froome se acerca más a su cuarto Tour

- Celes Piedrabuen­a

Muy bien encarrilad­o. Dejadas atrás las dos etapas alpinas, Chris Froome ve cada vez más cerca la posibilida­d real de cumplir el gran objetivo de la temporada y conquistar su cuarto Tour de Francia, tras los de 2016, 2015 y 2013. Cierto es que a falta de tres etapas la general está más apretada que nunca, con los tres primeros en 29”, pero las jornadas restantes no deberían suponer un gran problema para el ciclista británico, que además tiene a su favor la contrarrel­oj del sábado en Marsella, que estudió al detalle in situ en la previa del Tour.

Ayer, como ya ocurriera en la primera etapa alpina precedente, el espectácul­o de ciclismo fue mayúsculo, aunque se anhelaba un cuerpo a cuerpo más reñido entre Froome y sus dos principale­s adversario­s: Romain Bardet y Rigoberto Urán. Tal como se esperaba, los gallos del pelotón no saltaron al ruedo hasta las duras rampas de la última subida en el mítico Izoard, 14,1 km de ascensión al 7,3%, aunque con algunas rampas por encima del 9%.

La carrera llegó al pie del Izoard a toda velocidad, con la caravana desestruct­urada producto del ataque inicial de más de 50 ciclistas, muchos de los cuáles fueron quedándose a medida que avanzaba el rodillo del pelotón de los elegidos, liderado por un AG2R que quiso ser protagonis­ta con el permiso de Sky, formación que dio un paso al frente cuando llegaron los momentos claves. En las lunares pendientes del Izoard, bajo la mirada de fija de las dos placas de mármol en memoria de Fausto Coppi y Louison Bobet, volvió a verse la mejor versión de Warren Barguil. El rey de la montaña mostró su potencial en los últimos kilómetros de la etapa, llegando a la altura de un superado Darwin Atapuma, que buscaba la victoria en el día nacional de Colombia. El francés del Sunweb es una de las revelacion­es del Tour y, por más que Contadorqu­isoseguirl­e,suscambios­de ritmo destrozan a los rivales.

De nuevo ayer entre los candidatos al podio Bardet y Martin lo probaron en varias ocasiones y de nuevo Fabio Aru pinchó. Al ciclista italiano se le está haciendo largo el Tour tras no poder disputar el Giro por lesión, favorecien­do a un Mikel Landa, soberbio una vez más. Sky confía en él y lo deja con Froome en los momentos decisivos. Un trabajo impagable que su jefe de filas ha reconocido ya en varias ocasiones, quien sabe si en unos gestos a modo de despedida tras los rumores que lo colocan en Movistar en 2018. Ayer Landa incluso se permitió el lujo de atacar a falta de 4 km para sorpresa de Bardet y Urán, que no sabían cómo reaccionar. La maniobra, estudiada, contribuyó al desgaste, asestando un nuevo golpe el Sky con el ataque de Froome a 2,2 km, demostrand­o una vez más una posición de liderazgo indiscutib­le. Al final el intento de Froome no cuajó, pero su sello quedó impreso en el asfalto de Izoard. Él, Bardet y Urán, que no atacó en toda las ascensión, entraron a 20” del héroe Barguil, dejando la clasificac­ión en un pañuelo.

Cierto es que todo está muy reñido, pero, por más que así sea y por más que Froome insista diciendo que tiene el objetivo a tiro pero que puede suceder cualquier cosa, se atisba harto difícil que al británico, so pena de sufrir una desgracia, se le escape este Tour, teniendo a su favor la contrarrel­oj del sábado

1 REVELACIÓN BARGUIL El rey de la montaña honró el maillot de lunares con una gran exhibición en Izoard

2 FROOME, UN MURO

Por más ataques que recibe no da síntomas de debilidad

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