Más que un mosaico gigante
3.500 aficionados del Barça en Nueva York formaron una enorme camiseta azulgrana en Bryant Park que casi logra un récord mundial
Entre las muchas actividades que ha impulsado el Barça para la gira por Estados Unidos destaca la convocatoria que realizaron a través de las redes sociales durante las tres últimas semanas para que los aficionados azulgranas que están en Nueva York acudieran a Bryant Park, parque situado en pleno corazón de Manhattan, para realizar un mosaico gigante humano con la nueva camiseta que lucirá el conjunto de Ernesto Valverde esta temporada.
El llamamiento fue todo un éxito y miles de personas se congregaron para intentar superar el antiguo Récord Guinness, hasta la fecha en poder de una bandera gigante de Irak que se hizo en la capital Bagdad por militares y niños y cifrado en 4.200 personas. La jueza Sarah Casson fue la encargada de supervisar todo el procedimiento para que el récord tuviera validez. Casson fijó en 3.500 las personas que se dieron cita en el Bryant Park levantando la cartulina, aunque estima que en total casi se llegó a los 4.000 participantes. “Desafortunadamente no ha habido récord, pero ha sido una auténtica fiesta nunca visto aquí en Manhattan y que ha contado con la participación de 3.500 personas”, declaró la jueza de Guiness.
El presidente Josep Maria Bartomeu, que tras el acto volverá a Barcelona, y el resto de directivos que han viajado a Estados Unidos, así como el presidente de Rakuten, Hiroshi Mikitani, y los exjugador Thierry Henry y Giuliano Belletti, no quisieron perderse el increíble mosaico con los seguidores culés de todo el mundo, ya que los turistas que están estos días visitando la ciudad neoyorkina no desaprovecharon la ocasión para seguir haciendo global la imagen del Barça.
Agradecimiento del presidente
Después de que los participantes, llegados de todos los rincones del mundo, muchos de ellos familias enteras, levantaran las cartulinas, el presidente Bartomeu a una tribuna y les agradeció su apoyo y su paciencia, pues el calor en Manhattan era asfixiante y los aficionados aguantaron estoicamente bajo el sol durante más de dos horas. Todo acabó con numerosos aplausos y la felicidad de los aficionados de ver tan cerca a su Barça