El don de ordenar la prioridad de sueños
Tras su lesión de 2015, Mireia se levantó para conquistar el oro olímpico y el mundial
Los cuatro tuits que escribió un 26 de julio de 2015 supondrían un mazazo psicológico para cualquiera, pero no lo fueron para ella. El primero lo decía todo. “Finalmente no acudiré al Mundial de Kazán. Lo he intentado hasta el último momento, pero mi lesión no me deja estar al 100%”. Escribía estas frases una Mireia Belmonte que, como vigente campeona de Europa en aquel momento de los 200 mariposa, sabía que tenía una oportunidad única para conquistar el oro universal.
Sin embargo, una bursitis en los hombros le traía de cabeza y amenazaba con poner en entredicho su por entonces ya brillante carrera. Mireia podría haber forzado y haber estado en un campeonato en el que se le presentaba su primera gran oportunidad para colgarse el oro mundial. “Hablamos con Mireia en 2015 a punto de coger el bus, aquí en el CAR. Le pregunté si se venía. Yo pensaba que incluso con la lesión podía ganar el 200 mariposa, pero no queríamos agravar la situación”, explica su entrenador, Fred Vergnoux.
Pero ambos, calculadores, decidieron no poner en entredicho el gran sueño de Mireia: ser campeona olímpica. Escogieron dedicar ese 2015 a sanar totalmente los hombros para volver a tope en un 2016 que debía ser el año clave para ambos. “Decidimos recuperar para centrarnos en Río. Para nosotros fue muy duro. Fueron meses de soledad para los dos muy desagradables. Pero luego ves lo que pasó en Brasil y entiendes que fue la mejor decisión”, recuerda Fred.
Optaron por parar y por empezar de nuevo en 2016 con la mirada puesta en los Juegos. Esa era la máxima ilusión de ambos. Y salió bien: juntos, hicieron realidad el gran objetivo que perseguían con el oro olímpico en 2016. Pero había una espina que los dos seguían teniendo clavada.
Mireia Belmonte “Ésta era la medalla que me faltaba. El plan era nadar más valiente que el miércoles”
“Por la mañana me encontraba fatal. Me he dicho que no sabía cómo iba a nadar esta tarde, pero que fuera como fuera lo iba a dar todo”
La oportunidad de la revancha
Competitiva nata, Mireia sabía que se le había escapado la posibilidad de ser también campeona del mundo en ese 2015, objetivo que perseguía desde que en 2013 se quedó a diecinueve centésimas de subir a lo más alto del podio en su casa, Barcelona. “Aquella final del 200 mariposa de Kazán fue extraña, bastante rara con respecto a lo que se había visto anteriormente. No me dolió, pero sí que piensas en que si hubieras estado allí habrías hecho tal resultado...”, cuenta Mireia recordando con dolor aquel campeonato que nunca llegó.
Pero el destino siempre da una segunda oportunidad. Su momento era el 2017. Nadie había destacado por encima de ella antes de Budapest en sus 200 mariposa. Mireia voló hacia la gloria. Y, junto a Fred, demostró el acierto que ambos tuvieron al saber ordenar la prioridad de sueños