MEJOR QUE NUNCA
Mireia Belmonte realizó en Budapest tres de las mejores carreras de su trayectoria
Es imposible ordenar las mejores actuaciones de Mireia Belmonte. Pero hay pequeños detalles, más allá de los números, que pueden ayudar a decantarse por el Mundial de Budapest.
Las cifras son objetivas: es su mejor Mundial. Un oro (200 mariposa) y dos platas (1500 libre y 400 estilos) superan con creces las dos platas y el bronce de Barcelona 2013. Como gran campeonato, más allá del escenario, superan el oro y el bronce que consiguió en los Juegos de Río. Después, las sensaciones son relativas. Pero ahí están.
El inicio en Budapest no fue bueno. Eso sí, la segunda mitad de Mundial fue espectacular. Y, en esos pequeños detalles, las tres carreras de las medallas sobresalen.
La primera, por orden cronológico, fue la final de los 1500 libre. La marca de Mireia (15:50.89) no solo es la mejor de su carrera en esta prueba sino, quizá, una de las mejores de su vida. En general. Una rebaja de siete segundos a un tope personal durísimo es mucha rebaja.
La segunda carrera. Su carrera. La final de 200 mariposa fue una muestra de dominio total. Faltaban algunas de las rivales de Río (Madeline Groves, por ejemplo), pero la sensación de control absoluto de la situación por parte de Mireia fue más grande esta vez. El cómo mantener el ritmo, el cómo dejar intacto hasta el final un estilo agotador. Esta vez, la llegada fue, además, perfecta, sin necesidad de una media brazada adicional para evitar sustos.
La tercera carrera fue la final de 400 estilos. Su segundo tramo de espalda, el de los 150 metros a los 200, fue de los más destacados que ha hecho en esta prueba. Le sirvió para irse a por la plata tanto en la braza como en el crol. Fue decisivo.
En definitiva, tres carreras distintas con diferentes actuaciones. Eso sí, todas son argumentos de peso para apoyar la teoría de que la Mireia de Budapest estuvo mejor que nunca