¿Y después de Bolt?
El atletismo afronta un vacío demasiado difícil de llenar
El Mundial de Londres que arranca este viernes marca el fin de una era: se va el gran protagonista del atletismo durante la última década, el hombre que salvó a su deporte en una época de crisis, que capitalizó el interés de los medios y de los aficionados casuales. Un chollo con sus récords imposibles, su aura de imbatibilidad, sus gestos del arquero y una simpatía y desparpajo que convirtió en imagen de marca. Usain Bolt lo dejará justo al cumplir 30 años, y su ausencia pesa mucho. El atletismo lo sabe y busca recambios. Pero no será fácil.
Carisma. Eso perderá el atletismo sin el sprinter jamaicano, que ha salvado el interés por el atletismo en las grandes citas y le ha dado sus únicas portadas en los medios generalistas. Sin prodigarse demasiado, siendo más ausente que otra cosa en los grandes metings, y sin haber destacado por una ética de trabajo desbordante, a Bolt le alcanzó para ser siempre el mejor y, con ello, el reclamo al que todos querían ver. Sin el jamaicano, el atletismo regresará a un protagonismo más coral, y el sector de la velocidad estará abierto como en los viejos tiempos, antes de que apareciese al ‘Rayo’ de Trelawny.
En el atletismo, los únicos que respiran por la retirada de Bolt son sus rivales. Atletas estimables, como Andre de Grasse o el ya veterano Justin Gatlin, y jóvenes como Coleman y Trayvon Bromell podrán al fin soñar por los oros en los 100 metros. Alguno de ellos tomará el relevo, quizás en este mismo Mundial si Bolt no arregla en la gran final como suele hacer sus despreocupadas temporadas, o a más tardar en los Juegos de Tokio. Pero difícilmente será tan dominante como Usain.
“Es un genio como no ha habido otro igual en nuestro deporte”, glosa el presidente de la IAAF, Sebastian Coe, sobre Bolt, a quien coloca a la altura de Muhammad Ali. “Nos ha dado no solo sus triunfos, sino también su personalidad”.
“Querrías tener a alguien tan dominante como Usain, pero nadie está dando esa imagen. Y también estaría bien tener a alguien especial en términos de carisma”, dice una de las voces más experimentadas, Michael Johnson, ex recordman mundial de 200 (Bolt le quitó el récord) y de 400 (Van Niekerk se la arrebató en Río 2016). De la retirada de Johnson a la irrupción de Bolt pasaron ocho años. El atletismo no puede permitirse otro vacío así en la velocidad, su producto más vendible.
“No creo que este deporte deba depender de encontrar otro Bolt, porque eso es muy difícil”, dice Johnson, que insta a las federaciones a promocionar más el atletismo de lo que lo están haciendo. “Tenemos un gran deporte ante nuestro ojos, pero hay que venderlo bien, no esperar a que aparezca otro Bolt”.
La esperanza sudafricana
Le cuelgan el cartel de sustituto a Wayde Van Niekerk, la perla sudafricana que maravilló el año pasado con su récord mundial de los 400 metros. Es joven, 25 años, y con un margen de crecimiento enorme, y para redondearlo tiene, como Michael Johnson, la virtud de ser un excelente especialista en los 200 metros, un doblete complicadísimo que podría asaltar en Londres.
El propio Usain Bolt le cita como posible sucesor. Un honor, pero a la vez una enorme responsabilidad. “Alguien que creo que va a dar un paso adelante, y además está trabajando muy bien, es Van Niekerk. Ya ha demostrado que realmente quiere tomar mi lugar. Domina sus pruebas y es muy versátil. Me da la sensación de que incluso podría ser un gran corredor de 800”, dijo el jamaicano antes de correr en Mónaco el pasado mes.
El tiempo dirá si el elegido es Van Niekerk. Y también dirá si a Bolt no le da por aburrirse y regresar por un tiempo, como hizo Phelps. Al atletismo no lo importaría...
Van Niekerk llenará parte de su hueco si logra dominar el 200 y el 400
El propio Bolt apuesta por el sudafricano: “Ya demostró que quiere tomar mi lugar”