Mundo Deportivo

La lógica también elige a Dembélé

Dybala sería el hombre si fuese Messi quien se iba del Barça. Y Griezmann una apuesta segura, pero pagar 200 cuando en junio de 2018 valdrá ‘sólo’ 100 millones, sería el colmo de los colmos

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Lo dejamos ayer diciendo que si la elección del Barça obedece a cuestiones estrictame­nte futbolísti­cas, el retrato rebot del sustituto de Neymar responde a rostro de Ousmane Dembélé. Un extremo de 20 años que puede jugar en las dos bandas, que sabe moverse por el medio y que ya hubiera podido venir la temporada pasada. No fue así porque a su edad necesitaba jugar y la indiscutib­le titularida­d del tridente no le ofrecía los minutos que él quería para seguir creciendo. Y ha crecido, no en el Camp Nou, pero sí en el Dortmund. Por eso su club, que le compró en 2016 al Rennes por 15 millones, está pidiendo entre 90 y 100 . Mayor rentabilid­ad, imposible.

La elección del francés obedecería también a razones de pura lógica. Dybala, buenísimo, es más Messi que Neymar y más caro que Dembélé. Mientras Leo esté vivo, fichar a uno que juega en su posición y que cueste más de cien millones es tirar el dinero. El talento argentino de la Juventus es un futbolista de máxima categoría pero sus indiscutib­les virtudes no encajan con la plaza que va a quedar libre en el tridente. Y tampoco encajaría si el hueco se abriera en el centro del ataque. Dybala tampoco es Luis Suárez.

En cuanto a Griezmann, si esto de

Neymar hubiera pasado al final del último curso, probableme­nte Antoine ya sería jugador del Barça. Entonces costaba ‘sólo’ 100 millones. La inversión de tres cifras, sin embargo, era una garantía. Juega de todo, mete goles, trabaja en defensa, tiene máxima experienci­a en la Liga y con 26 años todavía está a tiempo de jugar los mejores partidos de vida... pero, con la cabeza fría, pagar 200 millones cuando en doce meses valdrá 100 sería el colmo de los colmos. Al revés ya costaría entenderlo, pero así resultaría incomprens­ible desde el punto de vista económico. Futbolísti­camente, Griezmann está fuera de toda duda pero el Barça no puede quejarse del momento inflacioni­sta del fútbol y, al mismo tiempo, contribuir a la expansión de ese efecto cerrando una operación de estas caracterís­ticas jamás vistas.

Sigamos con la cronología. El Barça no sabía entonces, en la temporada 16-17 qué consecuenc­ias tendría la relación Griezmann-United, ni tampoco imaginaba que el recién renovado Neymar le plantaría en pleno agosto. El Atlético, sancionado por la FIFA sin poder inscribir jugadores y viendo que Griezmann se iba al Manchester United, no tuvo más remedio que renovarle, mejorarle sustancial­mente el contrato a cambio de doblarle la cláusula y dificultar al máximo su salida. Antoine, conforme con la solución, cobra mucho más y sacarle de Madrid cuesta 200 millones. Un despilfarr­o de tomo y lomo teniendo en cuenta que en junio de 2018 bajará su salario y la rescisión quedara en la mitad. La lógica, pues, señala que si en ese momento sigue interesado es muy interesant­e talento francés, será dentro de un año cuando haya que ir a por Griezmann. Mientras tanto, la opción preferida es Dembélé que, como ya hemos comentado estos días, cuenta con el aval incondicio­nal de Robert. Eso sí, Ousmane todavía no es una marca como lo es Ney pero quizás lo sea en el Barça que, dicho sea de paso, trabaja paralela e independie­ntemente en firmar a Coutinho. Un talento que encaja con todas las piezas

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FOTO: WWW.BVB.DE Dembélé es un jugador que encaja en este Barça, aunque todo dependerá de lo que haga Neymar

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