Río del abandono
Un año después de los Juegos, la mayoría de los estadios están vallados y hay deudas millonarias
Hace unos meses atrás, ante la publicación de unas fotos de las instalaciones del Parque Olímpico de Rio 2016, el vicepresidente del Comité Olímpico Internacional Juan Antonio Samaranch dijo que el supuesto estado de abandono tenía truco, pues parte de las sedes estaban siendo desmontadas. Las imágenes que acompañan este reportaje, tomadas esta misma semana, no tienen trampa alguna y muestran que un año después del inicio de los primeros Juegos de América Latina, no hay ni rastro del legado prometido.
Cuando el 18 de septiembre de 2016, los Juegos Paralímpicos pusieron punto y final a la fiesta mundial del deporte, los estadios cerraron sus puertas y una subasta se abrió entre empresas privadas para gestionar el Parque Olímpico. No hubo ofertas. Entonces, el ayuntamiento de Rio de Janeiro tuvo que asumir la administración y, frente a la situación de quiebra total que vive el estado de Rio, se fue deshaciendo de lo que pudo y le pasó parte del muerto al Ministerio de Deportes. Pero es que “no hay dinero”, responde Mario Andrada, el director de coabre municación del Comité Organizador de Río.
Cerca de 600 millones de euros costó el Parque Olímpico de Rio 2016 y hoy está en venta. El grupo francés Lagardère, que gestiona los estadios del Atlético de Madrid y del PSG, es el único que ha mostrado interés aunque las negociaciones aún están muy verdes. De mientras, el gobierno brasileño ha improvisado dos pistas de fútbol y básket y un espacio menor que el MACBA para patinar. El parque los fines de semana, pero debido a la lejanía y a la falta de baños y sombras, son muy pocos los cariocas que aprovechan para pasear, correr o ir en bici.
La construcción que provocó más dolor de cabeza a la organiza- ción fue el Velódromo. Tras incontables atrasos, quedó listo solo un mes antes de los Juegos y no se pudo testar. Pues bien, un año más tarde, la refrigeración y limpieza de la inútil pista de ciclismo cuesta 4 millones de euros al año.
La Arena del Futuro, donde se dio el balonmano, tenía previsto convertirse en cuatro escuelas, pero la promesa no ha salido del papel, como si la ciudad andara sobrada en materia de buena educación. Dos de los tres estadios que comparten idéntica arquitectura están vallados y solo uno de ellos, el que está administrado por el ayuntamiento, funciona como gimnasio de entrenamiento de diversas artes marciales, bádminton y tenis de mesa. El recinto que vio a Mireia Belmonte ser campeona olímpica y a Michael Phelps decir adiós a la natación, está completamente dejado. Solo se ha desmontado la fachada externa que cubría las gradas y todo el resto continua ahí, encharcándose cuando llueve.
El resto de sedes fuera del Parque Olímpico han corrido la misma mala fortuna. El Comité admite que tiene un déficit de unos 40 millones de euros, aunque “se va a lograr pagar en los próximos meses. Estamos en ello”, cuenta Mario Andrada. Veremos cómo termina el cuento olímpico
El recinto que vio a Michael Phelps decir adiós a la natación está dejado del todo
Cerca de 600 millones de euros costó el Parque Olímpico de Rio y ya está en venta