Dos defensas que tienen defensa
El oficio del lateral, que salvó un gol, y del central no fue suficiente para evitar el triunfo blanco
Un Clásico siempre está pensado para el lucimiento de las delanteras, nunca de las defensas. Esta vez, sin embargo, los zagueros azulgrana amasaron su cuota de protagonismo, para bien y también para mal. Umtiti y Alba se salvaron de una línea que tembló en exceso hasta romperse y Piqué, desafortunadamente, provocó un autogol que señaló el camino del triunfo al Real Madrid. Hasta ayer, nadie en la historia del Barça había marcado un gol en propia puerta en el Camp Nou.
Umtiti podría recordar esta ida de la Supercopa de España por la ovación que recibió de la grada del Camp Nou pero no será así. Estuvo atento en el corte, agresivo, sacó el balón con criterio y rapidez, y alzó un muro a su alrededor para que el juego ofensivo blanco rebotara. Lleva un año en Barcelona y el cartel de titularísimo ya no se lo quita nadie. Su adaptación logró un récord vertiginoso y hoy aparece como un central con galones, el heredero de Puyol. Sólo el descontrolado contragolpe blanco acabó por desbordarle.
Alba también emergió como un peón defensivo solvente y sobrio. Gracias al canterano, el Barça no debió lamentar un gol más en contra. Una jugada por la banda izquierda blanca, el sufrimiento azulgrana con un Aleix que no aparecía, acabó con un centro pasado, con todos descolocados, menos él. Se estiró todo lo que pudo y el remate de Carvajal rebotó en su cuerpo junto a la línea de gol. Hizo un Ter Stegen en toda regla, una de esas ‘paradas’ que dan nota.
No sólo batalló en defensa. Sin descuidar su punto de partida, Alba se aventuró al ataque, doblando en un puñado de ocasiones a Iniesta, y centrando hacia atrás para el remate de cualquiera. Dio la sensación de que está en un momento de forma álgido, que arrancará como una moto. Nada que ver con otros años. Pero con dos patas no se aguanta la mesa defensiva. Y acabaron cayeron, como un Barça que adoleció de ideas y de capacidad de reacción