No es el fútbol
NO DEBE SER SENCILLO PARA Piqué, Busquets, Messi o Iniesta, que lo han ganado todo, describir la sensación de sentirse superados y vencidos por un Real Madrid al que acostumbraban a domar en su propio estadio. Este Barça, que ya estaba encendiendo las luces de emergencia con Luis Enrique, no reflotará si no se reconstruyen los puentes entre el vestuario, cuerpo técnico y directiva. No es un problema de fútbol, esto está claro. Ni de actitud, pero cada uno tiene que hacer su autocrítica porque el debut liguero ante el Betis está a la vuelta de la esquina. Uno de los problemas que se divisan es la soledad de Messi. Su falta de conexión con el resto. Se el Barça juega, Messi asume el mando y ofrece su mejor versión. Si el equipo languidece y se vence a su suerte, Leo, aunque es capaz de lo imposible, también se contagia de la fatiga mental colectiva.
EL BARÇA NO HA APRENDIDO a jugar sin Neymar. A lo largo de sus cuatro años en el Camp Nou, Ney ha sido la referencia en ataque. Ha roto líneas, quebró muros y cargó con el peso de otros cuando la pelota quema. Neymar siempre la pidó. Siempre tuvo una solución y Messi sonreía asociándose con él. Se diría que el equipo ha dejado de jugar este verano por la banda izquierda. Pero el Barça debe aprender a superar esta ausencia, juegue Dembélé, si es que llega, Deulofeu ,sies que se queda, o el que ponga Valverde. Pero hay más: la dulce e infrenable decadencia de las vacas sagradas y la timidez de los que debían oxigenarlos.
EL JUGADOR DEBE ASUMIR LA limitación de sus cualidades por ley de vida. También su rol en el equipo. Cuando Busi reclama jugadores ofensivo, que se mire al espejo. Y Mascherano cuando sufre con el 3-4-3; o Iniesta en el repliegue. La alarma es para todos. No hay que quitarse la responsabilidad, hay que asumirla. Y este viaje, al que ayer se incorporó Paulinho, vale la pena hacerlo con un entrenador que busca continuamente soluciones. Con todos