Sergi Roberto, ni tanto ni tan calvo
El centrocampista ha tapado bocas y, con discreción, fútbol y trabajo, ha convencido inclusoalosque dudaron de él y ahora le consideran intocable
En cuatro años hemos pasado de “no tiene nivel Barça” a “tiene que ser titular siempre”. El caso de Sergi Roberto es el paradigma de una prensa de juicios absolutos. Ni tanto ni tan calvo. Cuando el centrocampista de Reus gozaba de un partido liguero por temporada, primero con Guardiola y luego con Vilanova, se le veían maneras pero no convencía. ¿Cómo iba a demostrar nada, siendo tan joven y teniendo unos pocos minutos para enseñar su repertorio? Con Martino jugó mucho más (27 encuentros) y ahí observé, en el estadio y especialmente en las tertulias, como se impuso la moda, injusta y precipitada, de propagar que “no tenía nivel Barça”. Por una vez, acerté en alguna profecía futbolística y me la jugué por él, pidiendo paciencia y minutos. Con la llegada de Luis Enrique, el jugador pensó en marcharse cedido. El entrenador, que lo había querido cuando estaba en el banquillo del Celta, le dijo que si no había querido moverse del Barça cuando lo reclamó, tampoco se iba a ir entonces, que contaba con él. En la primera temporada juntos, sin embargo, jugó poco (18 encuentros). A partir de la segunda, y con la lesión de Alves en el debut de Liga en San Mamés, Roberto entró en el equipo, apretó los dientes, lo dio todo en una posición que no le era natural para aprovechar la oportunidad de su vida, la de triunfar en su Barça. Y ahí está, leyendo y escuchando que, a pesar de la llegada de Paulinho yde Seri, “tiene que ser titular siempre” y a punto de jugar un Mundial con España. Sin duda, su fútbol vertical y poder jugar con los ojos cerrados el fútbol de toque del Barça le da muchas opciones a Valverde. Para los barcelonistas, el tanto del 6 a 1 del día de San Valentín y la galopada en el último suspiro en el Bernabéu el día de Sant Jordi, ha puesto a Sergi Roberto en el corazón de los culés para siempre. Se lo merece. Ya pocos dudan de que sea muy buen jugador.
Paralelamente, a su evidente progresión en el campo, Sergi Roberto hizo también correctamente las cosas en los despachos. Josep Maria Orobitg , su perspicaz agente, jugó bien las bazas de su representado y aceptó firmar un contrato donde los ingresos fijos era más bien modestos pero los variables por rendimiento (partidos jugados) se multiplicaban exponencialmente. Era una forma de demostrar al Club que el jugador confiaba en sus capacidades. Y así ha sido. En las dos últimas temporadas ha disputado 45 y 46 partidos respectivamente, entre Liga, Champions y Copa y ha tenido una retribución acorde a su rendimiento. Su contrato termina en 2019 pero Robert Fernández ya dijo, en la primera rueda de prensa de la temporada, que este año tocaría renovar a Sergi Roberto. No hay prisa. A pesar de las suculentas ofertas de la Premier, el centrocampista ha decidido quedarse y seguir confiando en él. Eso sí, en el centro del campo habrá, esta temporada sí, competencia feroz y partidos para todos. Tranquilidad para el futbolista y paciencia para el entorno. ¿O es que Marco Asensio e Isco también lo juegan todo?