Los ojos de Sharapova
Los argumentos para defender su retorno a la competición fueron algo raros
El domingo, en Eurosport1, presenciamos el retorno de la tenista Maria Shaparova a la competición oficial, enfrentándose a Anastasija Sevastova en el US Open. Durante la retransmisión, el comentarista Fernando Murciego recordó las críticas de algunos sectores del tenis y la afición por haber permitido que la tenista rusa volviera a jugar después del escándalo del positivo de su dopaje que ella misma reconoció, achacándolo a un error con la medicación. Por su colaboración y buena actitud ante lo ocurrido se le acortó el tiempo de castigo y, finalmente, el US Open la invitó a volver a competir.
La mención de la polémica conllevó un larguísimo discurso del emblemático narrador Manuel Poyán. Esta vez, su disertación sobre el doping fue, aparte de algo difusa, también peculiar, para defender el regreso de la jugadora: “Yo os juro que a Maria no la veo como una tenista que haya basado su carrera en tomar algo sino a trabajar durísimo. Sinceramente, si me dicen que hay una sustancia como en la película de Astérix, que por cierto salen Zidane y Amelie Mauresmo jugando un juego de pala con raqueta y tal, y sale una poción mágica, pues no lo sé… Es un tema que me divide en dos como ser humano. Pero yo solo os digo que miréis a los ojos a Maria. (…) Yo no sé, el tema está ahí. (…) Lo primero tendría que ser la salud de los deportistas.
Pero vamos, si Maria Sharapova no transmite energía y salud… pues yo ya no sé. El deporte de élite no es tampoco muy bueno para la salud, pero para llegar a este nivel, pues, hay que trabajar… Es que no sé, es un tema que me divide totalmente”.
Sin duda, el retorno o no a la competición de una tenista que ha admitido su dopaje es discutible, y hay argumentos sólidos para defender los dos puntos de vista. Ahora bien, que el experto en tenis alegue cuestiones tan etéreas como la de mirarla a los ojos para comprobar su honestidad, o valorar su ética deportiva a partir del aspecto saludable o la energía que transmite, no ayuda mucho al espectador a formarse una opinión fundamentada