Mundo Deportivo

Justicia poética para un país de basket

La medalla de oro en el Eurobasket premia a una Eslovenia que siente una gran pasión por este deporte

- Jesús Pérez Ramos

Decir que el baloncesto en Eslovenia es una religión quizá sería exagerar demasiado, pero mucho de pasión existe por este deporte en este pequeño país en el que sólo viven dos millones de habitantes pero que ya ha logrado colocar a 11 jugadores en la NBA a lo largo de su historia (el primero de ellos, Marko Milic). El dato impresiona si lo comparamos o hacemos proyeccion­es con cualquier otro: sería como si España, con sus más de 46 millones de habitantes, hubiera tenido 253 jugadores en la mejor liga del mundo. Eslovenia respira basket, pero no sólo en los pabellones, sino también en las calles, en las escuelas, en los medios de comunicaci­ón o en los bares, algo que segurament­e ha sido perceptibl­e para cualquier persona que la haya visitado en alguna ocasión. La gran cantidad de chárters cargados de aficionado­s que se desplazaro­n desde Liubliana a Estambul este fin de semana para arropar a su equipo en el Eurobasket es el ejemplo de esta pasión.

De hecho, en Eslovenia ya se jugaba al baloncesto en el año 1905, aunque fue después de la Segunda Guerra Mundial cuando se convirtió en un deporte tremendame­nte popular. La lista de grandes jugadores es extensa: Boris Kristancic, Miha Lokar, Vital Eiselt, Sani Becirovic, Erazem Lorbek, Jure Zdovc, Peter Vilfan, Borut Basin, Slavko Kotnik, Beno Udrih, Jaka Lakovic, Aljosa Zorga, Sasha Vujacic, Peter Brezec, Marko Milic, Pavel Polanec, Bogdan Mueler, Jože Zupancic, Marjan Kandus o Ivo Daneu, a los que hay que sumar ahora a una gran estrella como Goran Dragic y un joven crack de 18 años llamado Luka Doncic. A pesar de todo ellos, Eslovenia nunca había logrado ganar una medalla en un Eurobasket. Su mejor posición había sido un cuarto puesto en la edición de 2009, en la que España fue campeona.

En este pequeño país sólo viven dos millones de habitantes pero ya ha logrado colocar a 11 jugadores en la NBA a lo largo de su historia

El éxito le ha llegado ahora, 26 años después de su independen­cia de Yugoslavia, el 25 de junio de 1991, una declaració­n unilateral que dio paso a un conflicto armado que se denominó La Guerra de los Diez Días, en alusión a su corta duración. Sin embargo, la situación con Eslovenia estaba bastante clara: se trataba de una parte de la antigua federación yugoslava que siempre había considerad­a diferente, que tenía un índice de prosperida­d y riqueza superior al resto y que era considerad­a incluso étnicament­e distinta. Y para acabar de refrendarl­o había convocado meses antes un referéndum unilateral y sin garantías en el que obtuvo un 95% de respaldo de la opción independen­tista con un 93,2% de participac­ión, unos números que no dejaban lugar a dudas en cuanto a la voluntad del pueblo.

Eslovenia ha logrado llegar a la cima, además, siendo fiel al buen baloncesto, con un estilo de gran vocación ofensiva y sin margen a la especulaci­ón o al juego lento, como lo demuestra el hecho de que ha sido el segundo mejor equipo en puntos anotados (90,3 por partido). El primer responsabl­e de todo ello ha sido, lógicament­e, Goran Dragic, cuarto máximo anotador del torneo (22,6 puntos de media), elegido con todo merecimien­to como mejor jugador (MVP) del campeonato. El base de Miami Heat ha dado auténticos recitales. A su lado se ha coronado también Luka Doncic, quien a sus 18 años de edad y en su primera participac­ión con la selección absoluta de Eslovenia, ha batido récords de precocidad que hasta ahora correspond­ían a mitos como Drazen Petrovic o Arvidas Sabonis. A partir de estos dos referentes ha crecido un equipo solidario hasta el límite y con toneladas de fe, como quedó claro en los últimos y decisivos minutos de la final contra Serbia, cuando esos jugadores secundario­s tiraron del carro hacia la gloria con Dragic y Doncic lesionados en el banquillo.

Eslovenia ha logrado llegar a la cima, además, siendo fiel al buen baloncesto, con un estilo de gran vocación ofensiva

Mención aparte merece también Igor Kokoskov, su entrenador. No es esloveno, sino serbio, así que en la final vivió la alegría de coronarse campeón, aunque también segurament­e cierta tristeza por dejar a su país sin el máximo premio. Kokosvov, que muy posiblemen­te no podrá seguir en el cargo, ya que es entrenador ayudante de Quin Snyder en Utah Jazz y en las ‘ventanas FIBA’ no podrá estar disponible, ha tenido soluciones tácticas para todo, manteniend­o además la calma en los momentos más complicado­s, sin abroncar a los árbitros en ningún momento, y mostrando siempre una actitud de confianza total en los suyos. “Antes de comenzar el Eurobasket hubo una persona me dijo que tenía que comenzar a pensar en qué diría en la rueda de prensa como campeón”, aseguró Kokoskov. Esa persona era Quin Snyder.

Eslovenia, en definitiva, lo ha conseguido y se lo merece. Por su amor por el baloncesto, por lo que es como país y por cómo ha ganado. Enhorabuen­a al campeón

Sólo dos millones de habitantes pero ya ha logrado colocar a 11 jugadores en la NBA

Ha logrado llegar a la cima siendo fiel al buen basket, con un estilo muy ofensivo

 ?? FOTO: EFE ?? Selfie para la historia. Doncic se encargó de inmortaliz­ar el momento posterior a la conquista del título con todos sus compañeros. Al fondo, Vidmar sostiene el trofeo conquistad­o en Estambul
FOTO: EFE Selfie para la historia. Doncic se encargó de inmortaliz­ar el momento posterior a la conquista del título con todos sus compañeros. Al fondo, Vidmar sostiene el trofeo conquistad­o en Estambul

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