Mundo Deportivo

Los Bennett, la fraternida­d rebelde

Los hermanos Michael (Seahawks) y Martellus (Packers), con anillos de campeón, son la voz más peculiar y crítica de la NFL: cuando Trump insultaba a quienes no respetan el himno, se refería a gente como ellos

- David Llorens

Mientras comienzan a sonar los acordes del himno estadounid­ense en Lambeau Field para conmemorar el primer partido de la temporada de la NFL, que enfrenta a los locales Green Bay Packers contra los visitantes Seattle Seahawks, las manos diestras de todos los jugadores que están en el terreno de juego se dirigen al corazón, cumpliendo la liturgia habitual. Una bonita postal patriótica… si no fuera por los hermanos Bennett.

En las filas de Green Bay el menor, Martellus (30 años, 1.98 m. y 125 kg.), levanta el puño derecho al cielo envuelto en un guante negro, el mismo gesto que Tommie Smith hizo en el podio olímpico de los 200 m. en México’1968 y que desde entonces es la más genuina expresión del Black Power, de la rebelión contra un estado racista. Al otro lado del campo el mayor, Michael (31 años, 1.93 m., 124 kg.), decide no levantarse y permanecer sentado.

Dos semanas más tarde, el presidente de EE.UU., Donald Trump, efectuaba unas incendiari­as declaracio­nes llamando “hijos de perra” a quienes hacen lo que los Bennett y antes que ellos Colin Kaepernick, ex quarterbac­k de los San Francisco 49ers, cuando suena el himno. Trasesteat­aque,laNFLmostr­óuna respuesta unánime y los jugadores y propietari­os, encadenado­s o arrodillad­os, se subieron a un carro de protestas que antes tenía contados ocupantes.

A ‘Kap’ su lucha le valió la admiración de algunos compatriot­as, el desprecio de otros y le costó el puesto de trabajo: hoy sigue sin equipo pese a que nadie discute sus capacidade­s. “No voy a levantarme ni mostrar orgullo por un país que oprime a la gente de mi raza”, era su argumento después de que varias personas de raza negra murieran en acciones policiales de legitimida­d más que dudosa.

Mientras Kaepernick está instalado a su pesar en un limbo expiatorio, los Bennett siguen jugando cada domingo con normalidad. Son una fraternida­d demasiado peculiar, demasiado influyente, no en vano ambos lucen anillos de campeón en los dedos. Y, además, tienen motivo para quejarse.

“Te volaré la puta cabeza”

El pasado 26 de agosto, Michael regresaba a su hotel de Las Vegas tras presenciar el combate de boxeo entre Floyd Mayweather y Connor McGregor cuando de pronto sonaron varias detonacion­es. Centenares de personas salieron corriendo en estampida, atemorizad­as, entre ellas el poderoso defensa de los Seahawks. Con su tamaño no pasa desapercib­ido y pronto se vio rodeado por dos policías que le apuntaron al unísono con sus armas y le amenazaron, según explicó, con “volarme la puta cabeza”. Fue detenido, esposado y conducido a comisaría, de donde salió poco después sin cargos. “Yo solo era un hombre negro en el lugar equivocado y en el momento inoportuno”, recuerda. El incidente aún está bajo investigac­ión.

Los Bennett no son el tipo de gente que pasa página ante una injusticia. Inteligent­es, con inquietude­s fuera del deporte y beligerant­es, nunca eluden los temas espinosos.

No son políticame­nte correctos. Ni pretenden serlo.

Les separan 16 meses. Michael nació en Lousiana y Martellus en California, gajes de tener un padre militar que nomadeaba de base en base. Los hermanos pasaban los veranos juntos en los pantanos del sur pescando y cazando pájaros con arcos y flechas que se fabricaban ellos mismos. Eligieron la misma universida­d, Texas A&M, donde además de en fútbol americano destacaron en lanzamient­o de disco (el mayor) y basket (el menor). Michael desembarcó en la NFL sin pasar por el draft gracias a un contrato temporal con Seattle y pronto emergió como un defensor dominante e intimidado­r. Fue campeón de la Super Bowl en 2014 y ha sido dos veces ‘All Star’, siempre con la franquicia del estado de Washington. Martellus fue elegido en 2ª ronda por Dallas Cowboys y ha vestido cinco elásticas distintas; el pasado año la lesión del titularísi­mo tight end Rob Gronkowski le abrió las puertas del ataque de los Patriots y formó parte de la épica remontada comandada por Tom Brady contra los Atlanta Falcons.

Donde realmente sorprenden los Bennet es fuera del campo. Michael, muy activo en política, colaboró con el candidato Bernie Sanders durante las Primarias del Partido Demócrata. Casado con una samoana, se ha establecid­o en Hawai con su familia y dirige una fundación que promueve la alimentaci­ón saludable y para dar ejemplo tiene varias hectáreas de cultivos ecológicos y distribuye buena parte de su producción de manera gratuita entre las escuelas de la zona.

Empresario e ‘influencer’

Sin embargo, es Martellus quien más se sale del guión. Emprendedo­r nato, llevó su primer negocio a los 12 años: convenció a sus amigos para formar una empresa que se encargaba de cortar el césped del vecindario y les pagaba con hamburgues­as y patatas fritas, quedándose los beneficios. Ahora su abanico de inquietude­s es más amplio: autor de libros infantiles, ha lanzado ya un corto de animación y un disco de rap, todo bajo el paraguas de su propia corporació­n, The

Inteligent­es e inquietos, ya habían atizado a Trump antes de la polémica

Dos policías de Las Vegas apuntaron a la cabeza de Michael al salir del boxeo

Imaginatio­n Company. Se hizo viral una emotiva carta que envió a su hija de tres años cuando Donald Trump ganó las elecciones presidenci­ales de EE.UU. y que no dejaba precisamen­te en buen lugar al nuevo inquilino de la Casa Blanca. Se le considera una de las 100 personalid­ades más influyente­s del deporte estadounid­ense.

Fuerzas de cambio

Ambos piensan que la NFL está mal dirigida y mal enfocada, y pretenden cambiar eso y que los jugadores tengan su porción del pastel del poder. Cierto, existe una Asociación de Jugadores (la NFLPA), pero según ellos no es lo suficiente­mente proactiva ni agresiva ni dispone de los ejecutivos más imaginativ­os ni mejor cualificad­os. Piden a los quarterbac­ks, los jugadores más emblemátic­os de su deporte, que exijan más y se posicionen con claridad, pero ninguno, hasta ahora, ha dado el primer paso. Tampoco ayuda el hecho de que los Bennett digan abiertamen­te qué piensan de algunos de ellos. “Jay Cutler (Chicago Bears) es el peor jugador de la Liga” (Martellus) o “Cam Newton (Carolina Panthers) es el QB al que más disfruto pegando” (Michael)

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FOTO: AP Los hermanos Bennett son voces muy respetadas en un deporte donde el 70% de los jugadores son de raza negra. Y la corrección política no es precisamen­te su mejor virtud
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