Piqué revoluciona los informativos
Con un solo tuit, Gerard Piqué es capaz de alterar los nervios de los periodistas
A las 12:40h, Gerard Piqué publicaba el tuit de marras. La hora perfecta para dejársela botando a todos los espacios de deporte. Un mensaje calentito para que los periodistas pudieran desempolvar las músicas de terror, las imágenes de archivo de Piqué votando o sus malvadísimas declaraciones sobre política. En TVE, para compensarlo, ofrecieron un vídeo de aficionados culés que recriminaban los posicionamientos políticos: “Desde Salamanca lo vemos mal”, “Nos parece una vergüenza, somos extremeños y españoles”.
En Cuatro, la voz en off del vídeo reprochaba con retintín cada una de las frases: “Ese ‘votaremos’. Ese ‘cantaremos bien alto y fuerte’. Ese ‘No les demos ninguna excusa’. En definitiva, ese posicionamiento al referéndum de este domingo no deja indiferente a nadie”. Sin duda, sí. A ellos tampoco. Al final, con música tensa, se adelantaban a los acontecimientos: “Cuando Piqué salte al campo las opiniones personales de Piqué volverán a mezclarse inevitablemente con su actuación deportiva con la selección”.
En Jugones, (o ‘Politicones’, como admitió el propio Pedrerol) advertían que “Piqué se moja más que nunca”, aunque el tuit no tenía nada nuevo respecto a anteriores ocasiones. Usaban imágenes publicitarias de archivo donde Piqué aparecía con actitud desafiante, y así describían la actitud del jugador con ese mensaje. Hasta parecían detectar actitud sediciosa: “Piqué reta al gobierno español haciendo un llamamiento a toda Catalunya”. Otro vídeo se dedicaba a señalar jugadores del Barça susceptibles de votar el domingo. Porque, de lo que se trata, es de estigmatizar. Escrutar para detectar a disidentes.
En Antena3, remarcaban que Piqué “nunca ha tenido problemas en dejarse ver en la Diada o en mostrar sus ideas políticas”. ¿Por qué iba a tenerlos? ¿Es malo hacerlo? Cerraban la información alertando sobre el próximo partido con la selección: “Veremos si su posicionamiento le afecta”. A Piqué no parece afectarle demasiado. A los que es evidente que afecta, y mucho, es a los responsables de los programas deportivos