El éxito y la realidad
El Barça juega otra cosa porque no puede jugar como lo hacía. Valverde ha juntado al equipo con menos distancia entre líneas. Menos vistosidad, más músculo
Después de la hecatombe de la Supercopa, el Barça ha encadenado ocho victorias consecutivas con 25 goles a favor y sólo 2 en contra. Un registro que tiene que ver con la respuesta del comportamiento colectivo a la inesperada baja de Neymar y la grave lesión de su sustituto, Ousmane Dembélé. Forzado por las circunstancias, Valverde ha probado con siete hombres como complemento a los intocables Suárez y Messi. A saber: el propio Dembélé, Deulofeu, Aleix, Denis Suárez, André Gomes, Sergi Roberto y Paco Alcácer. La mala noticia es que ninguno ha deslumbrado. La buena, que todos están teniendo minutos.
Lo que no ha cambiado nunca ha sido la idea de jugar más juntos, acortando la distancia entre líneas y ahorrando desgaste físico, palizones a los futbolistas. Por ejemplo, contra la Juve (3-0) el equipo corrió 25 kilometros menos que en el partido que en abril (0-0) enfrentó a las dos escuadras. Y eso, la sensación de proximidad y grupo tanto dentro como fuera del campo, es quizás lo que más valora la plantilla de su nuevo entrenador.
Sin Neymar, que es fuera de serie, y sin Dembélé, que puede serlo, el Barça ha perdido brillantez, velocidad y profundidad. Se acusa la falta de uno contra uno que genera desequilibrio. Y eso, a menos que Deulofeu descorche de una vez el talento que podría derrochar, no tiene solución. En contrapartida, jugando juntos, se ha ganado consistencia en el juego defensivo y ha reaparecido la pausa. Iniesta, que iba de arriba a abajo, puede respirar y con su oxígeno respira todo el equipo.
El éxito puntual, en todo caso, no debe minimizar la realidad. Los rivales -al margen de la Juventus- no han sido lo bastante duros como para exigirle al Barcelona más de lo que ha dado. Eso lo veremos pronto. Después del partido de mañana ante Las Palmas hay que ir al Wanda Metropolitano y el Atlético es otro nivel. La gente de Simeone es Top. Pero abajo, en el vestuario, hay optimismo.
Sin la vistosidad de antes, se entiende que hay más equipo y que en el campo está más compensado. O si lo prefieren, menos desequilibrado. Hay más músculo, más solidez pero, en cualquier caso, la verdad es que el Barça juega a otra cosa distinta a la que jugaba porque, de momento, no tiene los jugadores para hacerlo. Valverde juega con lo que tiene, no con lo que quisiera tener y lo hace ganando