Entre Indurain y Llaneras
El menorquín Albert Torres revalidó el título de campeón de Europa omnium en Berlín
Tras la decepción en la penúltima prueba, la de puntuación, en el reciente Campeonato de Europa de Ciclismo, en el que sólo pudo ser 14º, Albert Torres no se vino abajo. Agarró el toro por los cuernos, animó al resto de la delegación española en Berlín y aprovechó las redes sociales para que nadie bajara la cabeza y confiara en sus opciones, finalizando su mensaje con un #GoTorres.
Nacido el 26 de abril de 1990 en Ciutadella, Menorca, Albert Torres es un súper clase del ciclismo de pista, todo un seguro cuando se enfunda en su maillot y se marca un objetivo, tal como acredita su notable currículum. Acudió al Europeo después de sumar un espectacular repóquer en el Campeonato de España de pista, y en Berlín fue capaz de recuperarse de un revés y revalidar el oro en omnium de 2016, antesala de sus dos grandes máximas: el Campeonato del Mundo de 2018 y los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Dos retos que jamás imaginó alcanzar de niño, cuando con nueve años empezó a competir en su Menorca natal de la mano de un tío suyo. Como cualquier niño a esa edad montaba tanto en bici de carretera como de montaña, pero después de sus primeros buenos resultados en el Campeonato de Baleares tuvo la oportunidad de dar el salto al Centro de Tecnificación de Palma de Mallorca con 14 años. “Fue una decisión difícil, pero la familia me apoyó para que pudiera hacer realidad el sueño de ser ciclista”, recuerda. Pasó buena parte de su adolescencia entrenando sobre el cemento del Velódromo del Palma Arena en Son Moix, antes de lograr su primer título de campeón de
España en el 2005, en persecución individual. A partir de entonces su trayectoria fue meteórica, siguiendo al pie de la letra los consejos que un día le dio uno de sus grandes ídolos: Joan Llaneras.
Mallorquín y ganador de cuatro medallas olímpicas, Llaneras le señaló que “trabajara al máximo y tuviera marcados los objetivos de pista porque no se puede correr todo al 100%”, recupera Torres, quien se emociona cuando recuerda lo mucho que le gustaba ver a Joan en el velódromo – “el Mundial de Palma y los Juegos de Pekín son para enmarcar”–. Como él, Albert compagina la pista y la carretera y le gustan ambas, pero de momento aparta el asfalto hasta los Juegos de Tokio. “Los objetivos y el camino están marcados y me hace mucha ilusión una medalla olímpica”. Después, ya tendrá tiempo de seguir los pasos de su otro referente, Miguel Indurain.
Hasta Tokio intentará revalidar el título mundialista de 2014 en Holanda en marzo, donde se mantendrá fiel a su sistema de trabajo. En las grandes citas busca aislarse, ya que “sólo si estás concentrado al 100% estás preparado para competir”. Con este fin escucha un poco de música –le encantan las bandas sonoras–, tumbado en la cama mientras dibuja con la mente el velódromo y las posibles situaciones de carrera. Comedido en la palabra, toca con los pies en el suelo y sabe que hoy puede estar arriba y mañana ya no, de ahí que disfrute del momento, “porque las cosas se pueden complicar y llegar los malos resultados”. Mientras compite, como deportista de élite, no se aparta un milímetro de la norma, pero cuando acaba la temporada se permite algún lujo en la mesa, como la sopa de maravilla de su madre que no cam- biaría por nada.
Volcado con su deporte, con su pasión –que le encanta transmitir, tiene una plataforma online de en- trenamiento, www.entrenamiento- ciclista.com– no le quedó más reme- dio que abandonar el Bachillerato porque no encontraba el momento de sentarse ante los libros con tanto viaje, pero no cierra esta puerta. Es listo y sabe que “el deporte no dura toda la vida y hay que tener estu- dios”. En el futuro le gustaría estu- diar algo relacionado con el depor- te, la verdadera pasión de su vida. Sí, se decantó por el ciclismo de pis- ta, pero también podría haberse vol- cado en la natación, el tenis o el tenis de mesa, tres deportes metódicos, que como la pista requieren de una gran capacidad de concentración
Le gusta tanto lo que hace que quiere enseñar a la gente a amar la pista como él
Próximas grandes citas: el Mundial de marzo de 2018 y los JJ.OO. de Tokio 2020