Aaron Judge, el juez inapelable del béisbol
El ‘rookie’ con hechuras de jugador de NFL (2.01 m. y 128 kg.) ha sido la gran sensación de la temporada
“Here comes the Judge!” (¡aquí viene el juez!) o “You’ve been Judged!” (¡has sido juzgado!) son las expresiones más utilizadas esta temporada por los comentaristas televisivos que se ocupan de las retransmisiones de la Liga profesional estadounidense de béisbol (MLB). Y siempre salen a colación después de un misil conectado por el ‘rookie’ que se ha convertido en la mayor sensación de este deporte en los últimos años, el californiano Aaron Judge.
Nada en Judge, de 25 años, se amolda a los estereotipos del béisbol. Es mucho más alto (2.01 m.) y fuerte (128 kg. de pura fibra) que sus pares, y resulta sorprendentemente ágil, coordinado y rápido para su tamaño.
Varias universidades poderosas –UCLA, Notre Dame y Stanford– le ofrecieron becas para jugar de tight end, la posición que requiere mayor presencia física del ataque en fútbol americano. Y también podría haberse decantado por el baloncesto tras promediar 18.2 puntos por partido en la escuela secundaria. Pero eligió el béisbol, su amor de infancia.
“Es una bestia, el tipo de jugador que puede redefinir este deporte”, dice de él Brian Cashman, general mánager de los Yankees. Ha firmado 56 ‘home runs’ esta temporada, la de su debut en las grandes Ligas, y ha llevado a la franquicia de New York al borde de las Series Mundiales, inclinándose en la final de la American League ante Houston Astros por un apurado 4-3. Para contextualizar, porque estamos hablando de un novato, esa cifra supone el récord histórico absoluto de un ‘rookie’ superando a Mark McGwire. En los Yankees ha pulverizado los registros de eficacia precoz de dos tótems como Joe DiMaggio y Babe Ruth. Y sólo está escribiendo las primeras páginas de su historia.
No sólo es fuerte, sino que sabe transmitir todo ese poder telúrico a su bate. La máquina que mide la velocidad de su bola cuando sale escupida tras el impacto ha registrado 194,9 kms/hora, algo que nadie había logrado jamás. Así, resulta hasta normal que el público se ponga en pie cuando él tiene el bate porque sabe que hay muchas probabilidades de que la pelota acabe en la grada.
El número 99 de los Yankees impone tal respeto que los ‘pitchers’ rivales tienen que remodelar su juego cuando se les coloca delante. Un estudio estadístico reveló recientemente que cuando le lanzan la bola en una ventana que va desde los 143 a los 151 km/h., Judge la caza el 82.5% de las veces, así que intentan tirarla más lenta o más rápida.
¿Qué hay detrás de este inmenso talento? La sorprendente sencillez de un chico de pueblo. Es natural de Linden, un enclave de menos de 1.800 habitantes en el californiano Valle de San Joaquín. Sus padres, ambos profesores, le adoptaron el día después de nacer, lo mismo que a su hermano mayor. A los diez años le confesaron que no eran sus progenitores biológicos. “Siempre lo supe –explica Judge– porque no nos parecemos en absoluto, pero eso no cambia nada. Siempre serán mis verdaderos padres”. Aaron es mulato y ellos, de raza blanca. Aún hoy, en la cima del estrellato, telefonea religiosamente a su casa cada día.
Pese a los cantos de sirena de ‘colleges’ de prestigio para que se inclinara por el fútbol americano el chico eligió la relativa modestia de la Universidad de Fresno State para centrarse en el béisbol, donde sobresalió. En 2013 los Yankees le eligieron en la primera ronda del draft (puesto 32), pero varias lesiones y el obligatorio purgatorio de las Ligas Menores aplazaron su debut en la MLB.
Se estrenó con NY el 13 de agosto de 2016 ante los Tampa Bay Rays y lo hizo con un ‘home run’ la primera vez que tomó el bate. En el segundo partido hizo lo mismo, pero una nueva lesión le dejó en el dique seco hasta este 2017 que ha sido el de su imparable eclosión.
El Juez se ha convertido en el deportista más popular del país y en el Yankee Stadium no son pocos los que se han apresurado a coronarle como el sucesor de Derek Jeter, su último gran jugador-franquicia, retirado en 2014 tras 20 temporadas fiel al club del Bronx. Y al respecto hay una historia deliciosa.
El bate de Derek Jeter
Judge solía utilizar un bate de aluminio en la universidad, cosa que está prohibida en la MLB porque la pelota sale despedida a mucha mayor velocidad y podría suponer un peligro para los jugadores y jueces en el campo. Cuando llegó por primera vez al campus de los Yankees tras ser elegido en el draft tuvo que buscar un bate de madera que se ajustara a sus necesidades. A tal efecto existe un enorme cubo lleno de bates de diverso peso y tamaño, que el chico estuvo probando. Finalmente, de entre las decenas que tenía a su disposición, eligió uno. Curiosamente era idéntico al que escogió Derek Jeter en su primer día y que mantuvo junto a él durante toda su trayectoria
Su bate es un obús que golpea a 195 km/hora, la mayor velocidad registrada