Iniesta, hijo agradecido
“Mi padre me dijo que el tren solo pasaba una vez y vine al Barça”, recuerda el ‘8’
Andrés Iniesta y su padre, José Antonio, son los protagonistas del reportaje estrella de la Revista Barça. La firma del contrato vitalicio por parte del gran capitán azulgrana el 6 de octubre es la excusa para reunirlos. La entrevista, más una charla familiar, rememora la trayectoria del ‘8’ del Barça desde que llegó a La Masia siendo un niño en septiembre de 1996 a bordo de un Ford Orion azul que dejó atrás su Fuentealbilla del alma. “Mi padre me dijo que el tren solo pasa una vez”, recordó Andrés, quien sin embargo, con 12 años, se reconoce un mérito: “Si hubiera tenido una mentalidad de decir no voy, aunque me hubieran obligado, habría durado dos días aquí”. Para José Antonio fue difícil, pero la clave fue su pasión por el fútbol. “Fueron momentos muy complicados porque él era muy pequeño, porque era el pueblo y estábamos siempre juntos (...). Si hubiera sido otra cosa no habría movido ni el esparto, pero el fútbol era mi pasión desde siempre. Cambié estar con él para que consiguiera lo que quería y eso debía estar aquí, en el Barça. Cambié disfrutar de él a sufrir por él”. Pese a todo, admitió que quien más sufrió fue la madre de Andrés, Mari, “porque yo lo compensaba con el fútbol, pero su madre era su madre”.
Andrés valoró la apuesta del club por firmarle un contrato pionero, de caducidad ilimitada. “Es una muestra de confianza del club hacia mí como jugador y como persona. Para hacer este tipo de contrato han tenido que confiar en la honestidad que pueda tener para decir basta, y eso no es fácil. De hecho, creo que no ha sucedido en ningún lugar, por eso lo quiero disfrutar y ojalá sea mucho tiempo...”.
Entre las anécdotas, José Antonio Iniesta recordó cómo ahorró tres meses para comprarle a su hijo las botas Predator. “Eran negras, las de Koeman, aún las guardo en el pueblo”, agregó Andrés.
Padre e hijo señalaron un acontecimiento clave en la carrera del ‘8’. “El Mundial 2010 le cambió todo. Le alivió, le dio oxígeno”, subrayó José Antonio, porque un año antes, “con la lesión antes de la final de la Champions de Roma se comió mucho la cabeza. Aquel verano pasó lo de Jarque. Estaba jodido”. “Sí, fue liberador para mí. Ya nada fue igual”, asintió Andrés. Su infinito sentido de la responsabilidad va con Andrés. “Se come mucho la cabeza cuando pierde un partido importante. Todos los jugadores lo deben sufrir, pero a Andrés se le clava dentro, le pesa más de lo que le debería pesar”, concluyó José Antonio