El peligro de la velocidad en el esquí
La trágica muerte del esquiador francés David Poisson en Canadá ha conmocionado al mundo alpino
Todos los esquiadores alpinos de velocidad asumen el peligro que conllevan las disciplinas de velocidad, súper gigante y descenso, pero cuando suceden desgracias como el fallecimiento del esquiador francés David Poisson mientras entrenaba en Canadá a nadie se le queda bien el cuerpo, y son muchos los que se hacen preguntas y recuerdan situaciones en las que la fortuna estuvo de su lado. Tanto el DH como el SG son las pruebas más espectaculares del esquí alpino, las cuáles consisten en completar una vertiginosa bajada en el menor tiempo posible, negociando curvas imposibles y saltos que cortan la respiración, trazados en los que se alcanzan velocidades de vértigo, como cuando Johan Clarey estableció en 2013 en Wengen (Suiza) el récord de 161,9 km/h. A esta velocidad todo va muy rápido, cualquier error se paga muy caro y no todos los esquiadores son capaces de asumir este riesgo, por cuanto hay que recordar que, como puede suceder en MotoGP, los esquiadores van a ‘pelo’, su chasis es su cuerpo, por más que tras el mono lleven sus protecciones y el airbag de Dainese.
Organizadores, miembros de la FIS y los propios esquiadores conocen el riesgo y tratan de minimizarlo. MD se puso en contacto con Carles Visa, director técnico de la Federació Andorrana de Esquí (FAE) y director de las disciplinas técnicas de la Copa de Europa y del Mundo que se disputan en Grandvalira (Andorra), estación que esta temporada acoge las finales de la Copa de Europa y el próximo ejercicio de la Copa del Mundo. Carles explica “que en verano nos visita un delegado de la FIS, en la cual se revisa todo el tema de seguridad, y tres días antes de la carrera el delegado técnico de la FIS revisa que las medidas de seguridad sean las establecidas en su día. El día de la carrera hay otra inspección y si hay que retocar algo se retoca”. Normalmente el jurado de la prueba realiza una última inspección sobre el terreno por si hay que realizar algún retoque y el día antes de la carrera se presenta el plan de evacuación a todos los equipos, en el que se detalla la presencia de un helicóptero, los médicos y pisters que habrá y se explica cómo se actuará en el caso que haya que realizar una evacuación.
Medidas de seguridad extremas
Las medidas de seguridad son tan extremas que sorprende el fatal accidente de David Poisson, mientras preparaba en Nakiska el estreno de las pruebas de velocidad en la Copa del Mundo. A la espera de la autopsia y del informe final, lo que se sabe es que el esquiador francés perdió uno de sus esquís y que chocó contra un árbol. Murió en el acto.
Puede que en el punto de la fatal caída las medidas de seguridad no fueran tan extremas como en una carrera al tratarse de un entrenamiento, por buscar una explicación a un percance que no la tiene, lo que difícilmente podría ocurrir en una carrera. Los recorridos de velocidad tienen que cumplir unas normas –un desnivel mínimo de 800m en DH y de 600 en SG, y como las disciplinas técnicas las pistas deben tener 40 metros de ancho–, y a lo largo de los mismos se suceden varias líneas de red a modo de protección. Se emplean dos tipos de red, A y B, con una altura de 2.50 metros.
Son unas redes especiales de competición, trenzadas, pensadas para aguantar el impacto de un esquiador, encima de las cuáles hay un plástico especial para que no se enganche el esquí y el esquiador se deslice. Unas redes de seguridad que se complementan con las colchonetas de aire y las tradicionales, en un recorrido que está del todo cerrado en su totalidad. Por ejemplo, la pista Àliga de Grandvalira, de
unos 2,2 kilómetros de largo, está franqueada a ambos lados por hasta tres líneas de redes de seguridad , lo que viene a representar unos 15 kilómetros de red, de cuya efectividad depende en buena medida la vida del esquiador en caso de sufrir una caída. Y cuando esto sucede cualquier medida es poca
A más de 150 km/h, con el cuerpo como única protección, la seguridad es básica