Mundo Deportivo

Todos contra Undiano

Nadie acabó contento con el árbitro, que amonestó a Piqué y encendió al público local

- Ferran Martínez

La mejor noticia para un árbitro es que no se hable de él tras el encuentro. Siguiendo ese parámetro, Undiano Mallenco no tuvo ayer un buen día. Fue demasiado protagonis­ta, volvió a exhibir un criterio desconcert­ante a la hora de sacar tarjetas y consiguió que nadie acabara contento con él, ni los barcelonis­tas ni la afición del Leganés, que lo despidió al grito “¡qué malo eres, Undiano qué malo eres!”.

El colegiado, teniendo en cuenta sus antecedent­es con el Barça, en especial aquella final de Copa de Mestalla de infausto recuerdo, estaba bajo la lupa. Y no tardó mucho en erigirse como protagonis­ta. No habían pasado ni 30 minutos de juego, cuando llegó el momento más temido por la afición azulgrana, la amarilla a Gerard Piqué. Fue una acción con Amrabat, un agarrón lejos del área, con el delantero del Leganés de espaldas a portería. Una acción muy rigurosa, que en la mayoría de ocasiones no habría sido tarjeta, pero Undiano no lo dudó ni un instante. Amarilla y Piqué no jugará en Mestalla.

El central protestó y reclamó que Amrabat también le estaba agarrando a él, pero Undiano ya le había mostrado la amarilla y no había nada que hacer. Tanto al final de la primera parte como en el minuto 90, Piqué fue a hablar con el colegiado para explicarle la acción y tratar de argumentar­le por qué para él no era ni siquiera falta.

En la segunda parte siguió el recital de Undiano. No amonestó a Gabriel pese a la reiteració­n y la dureza de sus faltas, en especial una sobre Rakitic, pero en cambio sí le mostró una amarilla a Luis Suárez tras caer en la trampa que le tendió el ‘Pichu’ Cuéllar.

El meta del Leganés puso el brazo para apartar a Suárez dentro del área y al notar que el uruguayo hacía lo propio, simuló un golpe en la cara y se tiró al suelo. Una acción teatral que la televisión captó y que dejó en evidencia a Cuéllar, pero Undiano picó y amonestó al azulgrana.

Pero el criterio de Undiano no convenció a nadie y el público madrileño también se sintió perjudicad­o. Primero se lo tomaron con humor, coreando su nombre, pidiendo “que bote Undiano” y cantando “qué fácil es pitar al Lega- nés”. Más tarde aparcaron la ironía y lo despidiero­n con un cán- tico unánime: “¡Qué malo eres, Undiano qué malo eres!”.

Undiano no fue el único que le amargó la tarde a Gerard Piqué. Como viene siendo habitual en la mayoría de estadios de la Liga, le pitaron cada vez que tocaba el balón, aunque con menos virulencia que en otras ocasiones. El central y el resto del equipo fueron despedidos bajo los compases del clásico “¡Que viva España!”

Cuéllar hizo teatro, fingió una agresión y el colegiado ‘picó’: amarilla a Luis Suárez

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Undiano Mallenco, polémico como casi siempre. Aunque esta vez puso de acuerdo a todos: no gustó a nadie

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