El Levante deja contra las cuerdas a Ayestarán
Las Palmas pierde, es colista y su técnico, en la picota
Pako Ayestarán podría tener las horas contadas como entrenador de la Unión Deportiva Las Palmas. El técnico, que llegó tras la destitución de Manolo Márquez, no ha logrado enderezar la nave grancanaria y, tras seis partidos al frente, suma otras tantas derrotas, habiendo encajado 20 goles el equipo. Una nefasta racha que queda reflejada en la clasificación, en la que Las Palmas es el nuevo colista de la categoría.
De la crisis de los ‘pío pío’ sacó provechó el Levante, que acudía con urgencias al Estadio de Gran Canaria después de seis jornadas sin conocer la victoria, en las que solo había sumado tres puntos. Se estaba acercando a la zona peligrosa de la tabla, por lo que una victoria le venía como agua de mayo. A la postre la consiguió gracias a los goles de Doukouré y Jason, ambos en la segunda parte, que dejaban sin opción a la reacción a un rival que hasta entonces había sido algo mejor.
Las Palmas perdió, pero también pudo ganar perfectamente. No lo hizo por sus conocidas deficiencias en la zona defensiva (Ayestarán dejó en el banquillo al meta Chichizola y apostó por Lizoain) y por sus carencias en ataque. En esa zona, los Calleri, Vitolo, Jonathan Viera y compañía evidenciaron una vez más su falta de pegada pese a disponer de buenas ocasiones para batir al meta visitante Oier. Lo hizo en el primera parte el argentino Calleri, pero su gol fue invalidado por fuera de juego. Lo era, aunque solo por centímetros.
El conjunto canario, que logró desquiciar a sus aficionados, que acabaron sacando pañuelos, fueron de más a menos, mientras que
El entrenador vasco, tras seis partidos en el banquillo, aún no conoce la victoria
el Levante, muy bien plantado, se limitó a aprovechar alguna de sus opciones para acabar llevándose los tres puntos. Doukouré, de cabeza, tras ganar en su salto a Lemos, y Jason, en una buena acción individual, solventaron la contienda a favor de los valencianos y de paso apretaron un poco más la soga en el cuello de Ayestarán