Puerta abierta para irse y para volver
El Barça quiere que lo de Mascherano acabe bien en todos los aspectos. Mina, con 10 años menos, será el cuarto central y Javier podrá regresar al Camp Nou cuando sea ex jugador
La sutileza con la que Ernesto Valverde precisa cada tema que aborda, le llevó a enmarcar la ventana invernal con una simple pero demoledora frase cuando al preguntó por el futuro de Mascherano contestó llana y simplemente:“El mercado está para reforzarse, no para debilitarse”. Una respuesta, medida, atinada y lógica que obligaba al club a moverse en esos parámetros de naturalidad que tantas veces le resultan insalvables. Y lo están haciendo. Al menos, intentándolo. Esto va así.
Escuchando el lunes a Josep Vives explicando la postura del club con respecto a la salida de El Jefecito, podría deducirse que el portavoz de la junta directiva nos estaba diciendo que el Barça se ha puesto duro con la postura intransigente del argentino y que, por expresa indicación del entrenador, no el club, el equipo, que están por encima de los intereses de cualquier jugador, no debilitará su plantilla en pleno mercado, en vez de potenciarla como exige el guión de un aspirante a todos los títulos. Vamos, que si no viene uno mejor que él, Javier tendrá que seguir en el Barça por muy buena que sea su oferta china.
Sea por desconocimiento del caso, que a estas alturas no cuela, o sea por estrategia, que sí cuela y hasta se entiende, aquí apostaríamos doble contra sencillo, a que Josep Vives empezó a vendernos lo
bueno que es Yerry Mina. Tan bueno, que con él en la plantilla se puede asumir sin riesgos la baja de Mascherano .El portavoz, por descontado, no citó a Mina. Lógico. Hay que negociar con Palmeiras, y hacerlo inmediatamente, para lograr un acuerdo que anticipe en seis meses lo pactado hace dos años. El colombiano, en vez de llegar en junio de 2018, tendría que estar aquí en enero. Los 9 millones pactados para el verano, serán algunos más en invierno.
Mientras llega el momento del acuerdo, la idea es revalorizar a los que están (Piqué y Umtiti, titulares; Vermaelen tercer central para Valverde por encima de Mascherano )e invertir en la proyección del mejor central del campeonato brasileño que vestiría de blaugrana por un precio razonable. Mina tiene 23 años y Mascherano 33. El argentino, por otra parte, cobra unas cuentas veces más que lo que será el salario del colombiano y tal como está de amenazante el índice de masa salarial de la plantilla (84%), el ahorro también puntúa considerablemente.
Paralelamente, hay que hacer otra cosa y hacerla bien. Impecable. Al menos de cara a la galería y eso es programar que la relación Barça-Mascherano no se extinga de mala manera y procurar que el futbolista (más allá de que haya puesto al club entre la espada y la pared) salga del Camp Nou con todos los honores. Y aquí, si esto acaba como se está planeando, puede haber una novedad sustancial. Oficialmente se entiende que estamos ante un jugador que ha hecho mucho por la causa y de ejemplar comportamiento. Una relación que se romperá parcialmente pero la idea de quedar bien alcanza planes de futuro conjunto. Vamos que Mascherano tendrá la puerta abierta para irse pero también abierta para volver. Le ven pinta de Embajador o incluso de algo más