Un Máster en la Sala de Juntas
Bartomeu parece dispuesto a que en la temporada 2020-21, quien aspire a la presidencia en la siguiente, pueda hacer el rodaje dentro del consejo
Sería exagerado decir que Yerry Mina llegará en enero a Europa para hacer su Erasmus en el Barça pero, como escenario de contexto, la comparación ayuda a entender cómo será su situación. El colombiano será el cuarto central del escalafón y aprenderá aquí una nueva forma de ejercer su oficio antes de doctorarse en el arte del marcaje. Para empezar convivirá con Mascherano, antes de que el argentino se marche a China. La idea es no meterle prisa. Ayudarle en el complicado rodaje por la pista del Camp Nou. Que el entrante aprenda con el saliente. Llegar al Barça es aterrizar en otro mundo.
Sobre esa idea se iba a basar este texto hasta que de buena mañana, leyendo a Xavier Bosch en Mundo Deportivo, su artículo de ayer cambió el enfoque. La política de formación no se limita al campo sino también al palco. Y es que, según explica el periodista, escritor y socio 15.885, Josep Maria Bartomeu explicó ante un nutrido grupo de empresarios y profesionales, que no ve, textual, en su junta nadie que quiera ser presidente y sugirió un opción más que novedosa. Estaría dispuesto a integrar en su junta a un aspirante que quisiera liderar el proyecto a partir de 2021, final de mandato del actual consejo.
Con los ojos abiertos como platos, pensando en el vicepresidente Cardoner y en las, relativamente, próximas incorporaciones a la sala de juntas, escarbamos hasta donde nuestra modesta agenda permitía. Y sí. Lo que cuenta Bosch va por ahí y se conoce que Bartomeu ya ha expuesto esa teoría en público y en privado pero, ojo, cuando lo hace no se refiere al futuro inmediato. A los directivos/directivas de nuevo cuño que, sin urgencia, cubran las ausencias de los dimisionarios vicepresidentes Susana Monje y Carles Vilarrubí y más la del doctor Jordi Monés.
El ‘Plan Bartomeu’ se refiere al último tramo de su mandato. Más concretamente a la última temporada. Y lo justifica, efectivamente, para que al nuevo presidente no le pase lo que le ocurrió a él y a todos los que llegaron con la junta de 2003. Que tardaron un año en saber dónde estaban y cómo funcionaba un club de esta magnitud. En definitiva, que hay al menos una plaza para, de nuevo perdón por la comparación, hacer un Erasmus en el palco. O quizás mejor sería decir, para hacer un Másters Barça en la Sala de Juntas