Situación privilegiada
Llega el tercer Clásico oficial de Ernesto Valverde, el primero en competición liguera. Cómo han cambiado las cosas desde aquella Supercopa de España disputada en agosto a doble partido tras un aperitivo ‘amistoso’ en la gira de Estados Unidos. Parece incluso que desde aquello haya llovido mucho más porque ambos equipos están ahora a años luz de lo que declararon sobre el verde aquel entonces. Valverde y los suyos tienen la reválida que esperaban: del 5-1 global en verano a favor de un Real Madrid pletórico y en contra de un Barça desorientado, a un Clásico en el ecuador de la Liga que puede ser decisivo si gana el conjunto culé.
Es evidente que el Real Madrid no está en su mejor momento a nivel de juego, tampoco sus referentes en ataque están a la altura que se les presuponía. Pero ya se sabe que los súper equipos como el Madrid pueden ganar siempre. A cualquiera. Y bien sabido es también cómo se comportan los madridistas en una final, vocablo con el cual podemos definir perfectamente el partido del sábado para los blancos, que si no ganan estarán a catorce puntos (once si ganaran después su partido pendiente) del FC Barcelona, hoy uno de los equipos más regulares que recordamos.
El Barça, con un juego ‘práctico’ y no muy vistoso para algunos, se plantará en el Bernabéu con cuatro centrocampistas. Rakitic ocupará la banda derecha y Paulinho jugará por el centro como variantes tácticas.
Es indudable que el estado anímico individual y grupal es excelente, con jugadores como Busquets e Iniesta descansados, un Luis Suárez afinado y con un Messi superlativo, como siempre.
Vaya, que la capacidad de Valverde y los suyos de sobreponerse a aquel lejano ‘palo’ de la Supercopa de manera majestuosa les ha permitido llegar al partido más distinguido del año en una situación privilegiada