La máquina del City no se para y acaricia la Premier un poco más
El cuadro de Guardiola suma dieciocho triunfos consecutivos y le saca quince puntos al Manchester United en la clasificación
Guardiola se reinventó en St James’ Park y el City jugó a frontón ante el Newcastle (0-1), aunque el muro de Benítez acabó por ceder. Era cuestión de tiempo el triunfo de los de Manchester, que sumaron su decimoctavo de forma consecutiva, quince puntos por encima del United. Y sin David Silva, que tuvo que regresar a España por motivos personales.
El Newcastle reconoció su inferioridad sin avergonzarse. No hubo mejor declaración de intenciones que el saque inicial. Shelvey disparó desde la medular y regaló el cuero a Ederson: “¡Un remate a puerta ante el City!”, exclamó un hincha saleroso, consciente de las limitaciones de los suyos. Lo mismo pensó Benítez, que dispuso con un solo delantero. El resto se limitó a defender el dominio apabullante del City, que superó el 80% de posesión.
A los diez minutos, sin embargo, Pep frunció el ceño. Kompany se lesionó por enésima vez. El City necesita un central de garantías, expuesto cada vez que el belga recae. El percance permitió innovar al técnico catalán, que introdujo a Gabriel Jesus y retrasó a Fernandinho a la retaguardia. El cuadro celeste dispuso entonces con un 4-2-4, un sistema que no se le recordaba a Guardiola desde su etapa en Múnich.
Con cuatro delanteros, Bernardo Silva y Sterling ensancharon el campo para abrir el candado del Newcastle. Agüero mandó un balón a la madera y tras esta ocasión Elliot salvó con muchos reflejos un cabezazo del propio argentino. Avisos de un City que vivió en apenas cincuenta metros, algo que se lo permitieron las ‘urracas’, cuya hinchada coreó cuando enlazaron cuatro pases seguidos. Jugar a que transcurran los minutos es un riesgo, y los locales lo pagaron con el 0-1, obra de Sterling tras una asistencia de De Bruyne que superó a la defensa por encima de sus cabezas (30’).
El Newcastle reaccionó tímidamente, pero suerte tuvo el City de Otamendi porque el argentino salvó bajo palos una vaselina de Aarons que sorprendió a Ederson. La única concesión en un primer tiempo en el que el conjunto de Guardiola abusó de un recién ascendido. Un equipo histórico, no obstante, que no cambió tras su paso por vestuarios. Misma tónica, mismo repliegue y mismos miedos. Todo facilidades para el cuadro celeste, que perdonó la sentencia porque la madera se impuso en un disparo de De Bruyne.
No respiró tranquilo Guardiola, impaciente por certificar el triunfo antes de que el Newcastle pudiera encontrarse, aunque de casualidad, con el empate. De hecho volvió al plan original a falta de diez minutos, sustituyó a Agüero y apostó por Mangala para asegurar el resultado. Y lo logró, aunque Gayle tuvo la igualada. El City sigue siendo imparable