Mundo Deportivo

De rookie a aspirante

Cristina Gutiérrez encara su segundo Dakar con el objetivo de ganar la categoría T1-S

- Fabio Marchi

Cristina Gutiérrez se convirtió el pasado año en la primera mujer española en acabar el Rally Dakar en coches, una hazaña llena de coraje y positivism­o, sin duda, dos de las caracterís­ticas que más llaman la atención de ‘Tortu’ cuando hablas con ella durante unos minutos. Decidida, combativa, con garra y a la vez humilde y empática, así es Cristina, que pese a hacer historia, no ha cambiado un ápice su manera de ser. Es cierto que el haber llegado a la meta de Buenos Aires en la edición del pasado curso le ha cambiado la vida de alguna manera, pero el haber tenido que seguir peleando por volver a estar en la salida de Perú de este año ha apoyado su teoría de tener que mantener los pies en el suelo en todo momento.

El Dakar de la burgalesa no empieza mañana, sino que hace ya meses que tuvo que apretar los dientes para poder correr. “Por la repercusió­n y los resultados que tuve, creía que iba a ser más fácil, pero hemos trabajado incluso más que en 2016”, destacaba hace unos meses a MD antes de que a finales de octubre pudiera anunciar con una enorme sonrisa que volvería a batallar contra los desiertos sudamerica­nos.

Terminó el postgrado de ortodoncia que compaginab­a con su trabajo en la clínica familiar y ello le ha permitido centrarse más en mejorar su preparació­n de cara a la 40ª edición de la carrera.

Estuvo en el Rally Isla de los Volcanes de Lanzarote con un Mitsaubish­i Evo, fue cuarta en Cuenca, hizo podio en la Baja Extremadur­a, fue 24ª en la Baja Aragón, y además, se preparó a conciencia en Marruecos para las dunas que se encontrará en las primeras etapas en Perú. Para ello, contó con la ayuda de un experto en la materia como Manolo Plaza. “Entrenamos al máximo en arena. Aunque aquello parecía la M-30”, comentó entre carcajadas Gutiérrez, refiriéndo­se a la gran cantidad de pilotos que se encontró en su stage en África.

“El tema de las dunas causa tensión e incertidum­bre, pero atención a la segunda semana”, avisa la española, fiel a la misma filosofía que el año pasado le llevó a la meta, la de ir kilómetro a kilómetro. El año pasado el objetivo era llegar y este curso mira de reojo la victoria en su categoría la de T1-S. “.Terminando haremos un buen resultado porque el coche nos permite más”, concluyó Cris, que contará con junto a su copiloto Gabi Moiset con un Montero mejorado respecto al de 2017 en cuanto a suspension­es, motor, pesos y frenos.

“Siento un cariño especial, porque se nota que aquí no están acostumbra­dos a ver una chica piloto. El ambiente en Lima es increíble y no quiero ni imaginarme la locura que se vivirá el sábado en la ceremonia de salida”. Gutiérrez lo tiene todo para volver a hacer historia. De momento, espera el inicio de la prueba con una calma tensa fruto del respeto que le sigue teniendo a la prueba, algo que no ha variado pese a su experienci­a

La burgalesa destaca como aspecto clave la evolución de su Mitsubishi Montero

“Siento mucho cariño, en Lima no están acostumbra­dos a ver chicas piloto”, recalcó

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FOTO: MEDIAGÉ Cristina Gutiérrez, preparando su Mitsubishi Montero en los días previos a la salida de la 40ª edición del Rally Dakar desde Perú

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