EL HURACÁN ‘MESSI-ALBA’
La conexión entre Leo y Jordi redondeó un gran primer tiempo global del Barça y desarticuló del todo a un Celta impotente Valverde apostó por salir casi sin reservas y dejó las rotaciones para el segundo tiempo, con todo decidido
El Camp Nou ya ha empezado a corear el nombre de Ernesto Valverde. Después de que el Barça ventilase en un plisplás la vuelta de octavos de final de Copa, la afición reconoció la labor del técnico extremeño. La verdad es que lo merece: entre otras cosas, ha sido capaz de convertir una sustitución de Leo Messi en un hecho no traumático. Ocurrió ante el Celta, en el minuto 58, después de que en la primera media hora una explosión de juego resolviese la eliminatoria y redujese a un coladero la defensa celtiña, que antes del descanso se llevó cuatro como, en un primer tiempo pletórico, pudo llevarse cinco o seis. El quinto lo puso Rakitic, de cabeza, ya en el segundo tiempo, tras córner lanzado por Dembélé, precisamente el sustituto de Leo.
Ni el Celta fue el que había empatado en Liga, ni Iago Aspas el prodigio goleador que tanto daño hizo en su anterior visita. Y todo por una actuación completísima del Barça, que salió con todo. Valverde hizo rotaciones, pero en el segundo tiempo, cuando el equipo ya tenía plaza en el sorteo de cuartos. Las hipotéticas dudas sobre cómo se iba a tomar Valverde el exigente mes de enero copero quedaron disipados de entrada. Y no solo por el once, sino por la intensidad con la que el conjunto azulgrana resolvió la eliminatoria. Van a por la Copa.
Exceptuando Mascherano, Semedo y André Gomes, que actuó por la derecha del ataque con la voluntad de emplear un 4-4-2 a la hora de defender, puede decirse que el once inicial fue el once casi de gala. Y la apuesta dio sus frutos. El primer tiempo del Barça fue magnífico en su conjunto, pero el instrumento material de la goleada fue el tándem Messi-Jordi Alba. Dos goles del argentino en combinación con el de L’Hospitalet dejaban el duelo visto para sentencia antes del cuarto de hora. Y poco después Leo devolvía al lateral una de las dos asistencias. El cuarto fue de Suárez aprovechando un mal pase de Pione Sisto hacia atrás.
El Barça jugó media hora a un nivel altísimo con el que anuló la voluntad del Celta de presionar alto. Los azulgrana apretaban rápidamente tras pérdida y desplegaron mucha intensidad y un uso muy eficaz de los espacios que dejaba el conjunto de Unzué. Con buen movimiento de balón y un Messi encendido, el Barcelona convirtió en un coladero a la defensa rival.
El show Messi-Alba
Antes del primer gol, Leo ya había advertido con dos disparos que el meta había detenido con dificultades y un remate de Iniesta tras combinación con Messi había salido alto. Finalmente, en pleno acoso del Barça, que prácticamente tenía encerrado al Celta en su área tras superar sus líneas de presión, Messi remató de primeras a gol un centro de Alba, que convirtió la banda izquierda en una autopista. Y por el mismo carril llegó el segundo, esta vez tras una pared entre ambos después de una de las clásicas diagonales del argentino con el mismo desenlace: asistencia de Alba y gol de Messi.
El argentino, erigido en dueño y señor del Camp Nou, dirigió a su equipo para desarticular totalmente a un Celta que había capitulado en menos de veinte minutos. Su pase en el tercer gol, de treinta y cinco metros, para la subida de Alba, fue de una precisión absoluta y el lateral remató de primeras para superar a un portero mal situado. Ya en pleno desbarajuste celtiña, un mal pase atrás de Pione Sisto fue interceptado para marcar por Luis Suárez, que antes había rematado a gol dos jugadas invalidadas por fuera de juego, una de ellas de forma injusta.
Y, con todo resuelto, el segundo tiempo sirvió para oxigenar al equipo pensando en Anoeta y lo que vendrá después. Dembélé, que entró por Messi, comenzó a hacer las delicias del Camp Nou con regates de calidad y volvió a tener minutos el joven Arnaiz, que entró por Iniesta para formar tridente con el francés y Suárez. Rakitic remató de cabeza un córner lanzado por Dembélé para redondear la manita